Una abeja reina

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Podríamos decir que el ambiente del salón de clases había estado pesado el resto de la semana. Desde aquella revelación que Adrien había hecho, ninguna persona se atrevió a preguntar porque demonios Marinette estaba tan enojada y porque Adrien parecía arrepentirse de haber nacido. La primera mañana todos estaban seguros de que se arreglaría para el final del día y cuando no había sucedido fue turno de Nino y Alya de buscar respuestas. Pero no fue hasta la mañana de viernes que en verdad hicieron algo. 

Mientras todos parecían más que atentos a ambos pares de amigos que discutían en esquinas contrarias de la escuela, cierta joven rubia esperaba tener la oportunidad de hacer algo que llevaba un tiempo planeado. Aunque eso no dejaba que se le bajara el nerviosismo.

Sabrina observo a su mejor amiga, preguntándose si en verdad se estaba poniendo nerviosa. Chloe tenía la costumbre de nunca disculparse por nada, al menos no usando los usuales comentarios de disculpa. Se disculpaba en pocas ocasiones y muy a su manera. Así que Sabrina sabía lo mucho que esto le iba a costar.

—Crees que esto sirva—preguntó de repente Chloe volteando a ver a su amiga.

Sabrina se espantó por la pregunta. Lo pensó por un buen rato, ella tampoco solía ser muy amable con las personas. Aunque sin duda era más dulce con la gente de lo que era Chloe. Además, había sido su idea que se disculpara a la manera tradicional.

—Estoy segura que todo va a salir bien—contesto Sabrina apoyando a su amiga.

Chloe suspiro sacando su celular. Llego a las notas del aparato y abrió una de nombre Alix. Después de pensarlo un buen rato los días pasados, había hecho una lista de las cosas de las cuales debía disculparse. Y después de revisar las largas listas, decidió iniciar por aquellas que tenían menos. La primera con la que disculparse era Alix.

Esperó a que la patinadora dejara de espiar a Alya y Marinette pelear. Discutían algo sobre la necesidad de los secretos en una relación y algo sobre lo poco que alguien sin pareja podía opinar sobre un noviazgo. Alya parecía muy molesta por lo que Alix y Mylene prefirieron dejar de observar para irse a su casa.

Alix tomo camino al museo de Louvre donde su padre y hermano trabajaban. Mientras patinaba quitada de pena la joven rubia hija del alcalde se atravesó en su camino. Alix tuvo que frenar rápido para no llevársela de bruces al suelo.

— ¿¡Que te pasa, Chloe?!—grito Alix cuando recupero el equilibrio—Casi me caigo.

Pero no lo hiciste—señalo Chloe cruzando los brazos.

— ¿Qué quieres?—pregunto la patinadora fastidiada. Ella no tenía la paciencia de Nathaniel para soportarla.

Chloe suspiro. No se sentía nada cómoda con la situación. Pero era lo único que se le ocurría y en verdad quería cambiar la forma en como la veía la gente. Más para ella que para los demás (o tal vez tenía que ver con pasar tiempo con sus nuevos amigos sin problemas). Suspiro, recordándose que hacia eso por una buena causa.

—Quiero disculparme—dijo Chloe haciendo que la joven patinadora la observara con el ceño fruncido.

—Tu ¿disculpándote?—comento ella incrédula—. Te conozco desde que era pequeña; tú nunca pides disculpas, por nada ni por nadie.

—Estoy tratando de ser mejor persona—comento Chloe esperando no tener que dar muchos detalles—. ¿No te lo ha dicho Nath?

—No hables de Nathaniel como si lo conocieras —contesto irritada Alix, ella era de las que más estaban escépticas ante el supuesto cambio de la rubia.

—Bien—susurro Chloe tratando de no ponerse a la defensiva.

Nath le había dado permiso de llamarlo por un diminutivo, pero como se le había ocurrido ningún otro, acabo por usar el que todos usaban. No se sentía especial, pero al menos era más familiar al hablarse.

La Princesa & El Artista ||Miraculous Ladybug|| #ChangerMLBFandomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora