El extraño niño.

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Por causas del trabajo de mi abuelo, mis hermanos y yo, junto a él tuvimos que mudarnos a otra ciudad.

Cuando pregunté a donde nos mudariamos, el abuelo me dijo que había comprado años atrás una casa en la ciudad Shabondy para ir de vacaciones allá, eventualmente esta terminó por convertirse en nuestro nuevo hogar, puesto que era ideal para una familia como la nuestra.

Shabondy era una ciudad con salida al mar, era un puerto muy famoso y a pesar de serlo, era muy tranquilo.

Sabo y Ace ingresarían al último grado de primaria y yo a tercero. Nosotros somos hermanos, no de sangre pero si de palabra, aunque eso no importaba, no necesitabamos lazos de sangre para ser una familia.

La idea de tener que mudarme otra vez no me gustaba pero no podía hacer nada, era algo común con el trabajo de mi abuelo.

La fría brisa del mar nos daba la bienvenida. Debido a que estaba cerca del mar, su clima era húmedo. Podía sentir la humedad en el aire, era algo molesto pero ya me acostumbraría. Tal vez es porque en donde vivia antes siempre hacia calor, no importaba si fuera verano o invierno, el sol siempre estaba presente.

Llegamos a la que sería nuestra nueva casa. Era de un solo piso, de color blanco, tenía un gran portón azul acompañado de una pequeña puerta al costado. Por fuera se veia pequeña pero cuando entramos, podimos notar que era realmente grande.

Ni bien metimos todas las cosas a la casa, corrimos hacia los cuartos para decidir cual sería nuestras habitaciones. Ace y Sabo escogieron los cuartos del fondo, yo el que estaba al frente.

Estar recostado en la cama sin hacer nada hacia que me sumiera en un sentimiento de nostalgia.

Extrañaba a mis amigos, mis compañeros, mis profesores, mis vecinos hasta extrañaba al odioso de Kid. Extrañaba todo.

Acostumbrarme a este nuevo hogar no sería tan fácil, en especial porque no conocia a nadie.

*

Ya habia pasado un mes desde que nos mudamos y en la villa se hiba a inagurar un nuevo parque.

Durante el tiempo que había transcurrido de mi estadia en Shabondy hize nuevos amigos; Zoro, Nami y Usopp. Gracias a ellos pude rápidamente acostumbrarme a mi nuevo vecindario.

A mi edad era normal querer salir afuera a jugar con los demás niños antes que hacer la aburrida tarea.

Es por eso que todos decidimos que debiamos "estrenar" el nuevo centro de juegos.

Lo que más me gustaba de los parques eran los columbios. Cuando me subía a uno de ellos y comenzaba a elevarme podía sentir como si volara, era una sensación indescriptible, ¡Era fabuloso!

Mis amigos se quedaron conversando por lo que yo decidí adelantarme, queria asegurarme que los columbios estuvieran vacios para cuando ellos llegarán.

Pero no fue como esperaba.

Había un niño sentado en uno de los columbios, tenía un aspecto lúgubre y una mirada distante como si realmente no se encontrara aqui.

También pude ver que tenía notables ojeras bajo los ojos, ¿era reales? ¿era normal para un niño tenerlas de tal magnitud?

También llevaba un sombrero polar de color blanco con motas negras que cubría totalmente su cabeza o gran parte de ella.

Esta era una ciudad conocida por su insoportable calor en verano, por eso yo por lo general siempre andaba con ropa ligera como short o pescadores, polo y mi inseperable sombrero de paja (regalo de mi tio Shanks).

Era raro a mi parecer pero a la vez... Me resultaba interesante.

Definitivamente...

¡Él debia ser mi amigo!

Recuerdo que Ace solia decir que las personas calladas o reservadas eran las que más sorpresas tenian, porque nunca se sabía exactamente lo que estaban pensando.

Me pregunto...

¿Qué estará pensando en estos momentos?

Parecia ser algo sumamente interesante como para tener esa mirada.

Decidí que era hora de "romper el hielo" y hablarle. Me acerqué hasta quedar frente a él pero aún así parecia no notar mi presencia.

Hiba a prsentarme pero...

-¡¡Luffy!! -escuché el llamado de mis amigos que venian corriendo en mi dirección.

Al fin levantó la mirada, ahora sus serios ojos grises me miraban, parecia molesto cómo si me preguntara que hacia yo ahí.

Una sonrisa apareció en mi rostro, lo cual hizo que me miraba más extrañado. Yo me acerqué un poco más aún con la sonrisa en mi rostro y decidi presentarme.

- ¡Hola, soy-!

No pude terminar de hablar porque algo me golpeó la cabeza haciendome caer de cara al arenoso suelo.

¡Cómo dolia!

- ¡¡Luffy, dije que esperaras!!

Oh, había sido Nami la que lanzó aquel balón. Ella es de temer.

Me levanté sobandome en la parte adolorida de mi cabeza, tal vez ya me había salido un chichón porque pude sentir un ligero abultamiento en la parte de atrás.

Volvi a mirar a donde se supone que debía estar aquel extraño niño, pero no lo encontré.

El columbio seguía moviéndose ligeramente prueba de que hace un instante acababa de irse.

[Editado]

Tan Cerca y Lejos a La VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora