Tan Cerca y Lejos a La Vez

Distancia.

Desde que conversamos sobre aquello, no hemos vuelto a cruzar palabra. Yo no queria verlo, su presencia me incomodaba.

Salia más tarde de mi casa para no tener que encontrármelo en el paradero. Pero no siempre era asi, a veces lo veía ahí, sentado en la banca, sabía que él estaba por eso no lo miraba, fingìa no haberlo visto.

Esta maldita distancia lo único que hacía era que me sintiera mal.

Yo quería volver a oir su voz, cuando me regañaba e incluso cuando usaba el sarcasmo creyendo que no lo entendería.

Pero todo eso se iba al tacho cuando lo veía a él.

Estaba normal, como si nada hubiera pasado, como cuando yo no me había entrometido en su vida aún.

Se le veía bien. Incluso podría decir que se había vuelto más sociable y más amigable o tal vez siempre lo fue, solo que yo no lo dejaba porque quería acaparar toda su atención solo para mí.

Una parte de mí no quería verlo, por eso huía cada vez que estaba cerca. Su presencia me hacía sentir débil e indefenso... y eso me daba miedo, he ahí la razón de mi incomodidad.

Y lo peor era que mientras más evitaba encontrármelo por ahí, el cruel destino se encargaba de ponerlo en mi camino.

Cada vez más chicas venìan en los recreos para buscarlo o preguntar por él.

Él me había dicho que no soportaba su presencia, eran muy escandalosas, pero verlo conversando tranquilamente... me hacia pensar que yo era más molesto que ellas.

Y mientras más pensaba en esto, más confirmaba aquel pensamiento que por varios días rondó por mi cabeza:

Él se había convertido en alguien muy importante para mí.

¿Cómo paso esto?