Vecinos.

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Dadán había venido a vivir con nosotros porque mi abuelo había conseguido trabajo en otra ciudad.

Él vio que realmente nosotros no queriamos mudarnos de nuevo, además, solo sería por unos meses y luego volvería.

Dadán era nuestra "niñera", una niñera mal pagada, siendo sinceros, pero para nosotros era muy especial, como una madre. Aunque era bastante estricta con respecto a levantarse temprano y cumplir con los deberes. O no habría comida.

-¿Hasta qué hora piensan seguir holgazaneando? -Dadán nos dijo al vernos con la cara en la mesa, tratando de recuperar algo del sueño perdido.

-Solo... dejanos... dormir... unos minutos más... -decia Ace entre bostezos, volviendo a quedarse dormido.

-Su abuelo los ha malacostumbrado y malcríado, voy a hablar seriamente con él -agarrando una jarra y llenandola con agua. Se acercó a nosotros que estabamos durmiendo y arrojó el contenido de la jarra sobre nosotros- ¡Despierten malditos flojos!

No quería admitirlo, pero realmente, estaba comenzamdo a extrañar al viejo.

*

Luego de que nos echara el agua encima, tuvimos que cambiarnos el uniforme de nuevo, luego desayunamos y salimos de casa, no sin antes recibir un par de gritos más por parte de Dadán.

-¡¡Pobre de ustedes que me traigan una tardanza en su agenda!!

Ella también es de temer.

-Esa bruja nos levantó a las cuatro de la mañana para botar la basura y comprar el pan -se quejaba Ace soltando un bostezo mientras se apoyaba en el hombro de mi otro hermano.

-No tiene compasión -lloriqueó Sabo.

-A lo menos llegaremos temprano -les dije, había que ser positivos.

-¡Pero si a esta hora ni siquiera pasa el bus! -gritó Ace exasperado.

Cuando él no dormía bien, estaba de muy mal humor, aunque durmiera casi todo el tiempo.

-Rogaría por unos minutos más para dormir...

-Yo también... -Sabo estaba empezando a querer dormirse ahí parado- ¿Por qué mi camisa está mojada? -volteó a mirar a Ace y de inmediato supo la respuesta- ¡Ace, no babees mi camisa! Me la acabo de cambiar -apartándolo de su ahora babeada camisa.

-Miren, el bus ya viene -dije, señalando al bus que venía-  Podrían aprovechar el trayecto a la escuela para dormir un poco.

-Algo bueno tenias que pensar.

No sabia si tomar aquello como un halago o una ofensa. Lo tomaré como un halago.

-Shishishi, hay que verle el lado bueno.

Al ver que el bus estaba a menos de una cuadra, levanté la mano para que parara.

Subimos los tres o eso pensé, los pasos detrás de mi me decian otra cosa, volteé a mirar atrás y lo vi a él con un libro en la mano. Volví a mirar al frente y me dirigí a uno de los asientos del fondo mientras que él se iba a uno de los adelante.

Creí que éramos los únicos que estabamos en el paradero a esa hora.

¿En qué momento llegó al paradero?

No se notaba como si hubiera estado corriendo para llegar a tiempo, se veía normal.

Entonces...

Él había estado ahí todo el tiempo.

Eso queria decir que vivia por aquí. Lo que me llevaba a pensar que eramos vecinos, creo.

La vez que lo ví en el parque sentado en el columbio, pensé que solo estaba de paso o que había venido a visitar a algún amigo o familiar, hasta llegué a pensar que era un fantasma o algún tipo de juego de mi mente. Le pregunté a mis amigos sobre aquel niño pero ellos me respondieron que no habían visto nada.

*

Al siguiente dia salí a la misma hora para esperar el bus y esta vez me fijé que él ya había llegado, estaba sentado en la banca leyendo un libro.

-¡Hola! -saludé. Las presentaciones no eran necesarias para nosotros porque antes ya habíamos cruzados algunas palabras.

Él solo levantó la mirada y asintió levemente, volviendo a leer el libro.

*

A veces lo encontraba en el paradero, otras no.
Pero siempre que lo hacia, esa era nuestra "conversación".

[Editado]

Tan Cerca y Lejos a La VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora