Comienzo.

743 92 24
                                    

Él resultó ser todo un genio.

En los rankings que salian a finales de bimestre en donde se comparaban los puntajes y promedios de los alumnos más aplicados de cada sección, siempre era el primero de todo el grado.

No era de sorprenderse, aunque fuera muy poco sociable con los demás, nunca estaba solo en el salón.

Él seguía sentandose al fondo pero siempre estaba en compañia de alguien, generalmente era una chica.

Eso tampoco era de sorprenderse, él tenia un buen fisico pero tenia una actitud muy fria.

Siempre estaba rodeado de una aura misteriosa. Eso me agradaba, lo hacia ver más interesante a mi parecer.

Hace unos dias mientras iba a comprar el pan descubrí que vivía en la otra manzana, a solo cinco casas de la mía.

No había imaginado algo asi.

*

Este año mi vida dependía de un hilo, o mejor dicho, mis discos de anime dependian de un hilo.

Si reprobaba un solo curso... Mis discos...

-Si me traes un solo rojo en la libreta de notas... Puedes ir olvidandote de tus queridos discos- dijo Dadán aquella vez.

No entiendo como es que los encontró, si los habia escondido debajo de la cama, era un buen escondite.

Esa mujer era un bruja.

El profesor de CTA había dejado un trabajo de investigación, el cuál debia hacerse en parejas. Nos había dejado a nuestra elección si sería por afinidad o por sorteo.
Pero al ver a la mayoria del alumnado femenino en el fondo peleandose por quién sería la pareja del alumno más aplicado, desistió de la opción por afinidad.

No importaba con quién me tocase, lo primordial era salir aprobado. Era la última y más importante nota del bimestre.

Era salir aprobado o-

El ruido de una silla interrumpió mis pensamientos.

Él estaba ahí, sentado a mi lado con su libro en manos y con una mirada seria.

-Lamentablemente me ha tocado ser tu pareja.

-¡Oye! -no era para tanto.

-Bien, ¿sabes de qué trata el trabajo? -me preguntó, levantándose para juntar las mesas y hacer más cómodo el trabajo.

La verdad es que no había prestado atención a las indicaciones del profesor por estar pensando en otras cosas.

-Me lo suponía. Presta atención que no lo repetiré otra vez.

Se acercó a mi y comenzó con su explicación.

Su manera de explicar era tan práctica, entendí todo a la primera. Él debería ser profesor.

El tiempo no nos alcanzó en el salón, teníamos que hacerlo fuera del horario de clases. Siendo sincero, este trabajo daba la impresión de ser algo simple y rápido de hacer, las apariencias engañan.

-Reunamos en tu casa -sugerí.

- ¿Ah? ¿Y por qué en la mía?

-Porque tú tienes computadora.

-Tú también tienes.

-No, no la tengo. El abuelo dice que si tuviéramos una, mis hermanos y yo nos pasaríamos todo día jugando ahí.

Él soltó un bufido, se sobó el tabique de la nariz con los dedos y se arregló los lentes.

-Ah, esta bien. Pero tendrá que ser en la noche, estoy ocupado en el día.

-¡Gracias Torao! -respondí, sería la primera vez que iría a su casa.

-Tra-fal-gar. ¡Es Trafalgar! -se lo veía molesto y a la vez gracioso, no lo había visto así hasta ahora.

-No. Torao te queda mejor.

-¡Eres...!

El timbre de salida había sonado, aunque más parecia una alarma de simulacro.

-¡Hasta mañana Torao!

Me paré con la mochila en los hombros y salí lo más rápido, despidiéndome animadamente con la mano.

No me equivoqué, realmente es un chico muy interesante.

[Editado]

Tan Cerca y Lejos a La VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora