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—Por un momento creí que te orinarías ahí mismo, hyung. —exclamó Seungri muriéndose de risa mientras ambos salían de aquel edificio. Ya era de noche y habían pasado todo el día en esa cansada reunión.

—Cállate si no quieres que te mate a golpes. —Seung Hyun intentó sonar serio pero las carcajadas salieron de su boca inconscientemente.

—No mates a ri ahora, por favor. Sólo espera unos meses después de que nos casemos. —los dos se giraron para encontrarse con el novio de Seungri. 

—¡Bae, estás aquí! —gritó el rubio y se aventó a los brazos del moreno.

—Tú y tus abrazos asfixiantes. —habló sin respiración mientras el menor le apretaba fuertemente.

—Youngbae, tiempo sin verte. —el mayor por fin lo saludó y ambos se dieron un cálido abrazo fraternal.

—¿Qué esperan? ¡Ya es de noche, vayamos a divertirnos!

—Mmm... hay un problema, amor. —Youngbae se rascó la nuca— Mi auto se ha descompuesto a medio camino mientras venía para acá. 

—Puedo llevarlos yo, si desean. —exclamó Seung Hyun, divertido con la situación.

—¡Vale! ¿A dónde vamos? ¿Un club? ¿El bar? —Seungri farfulló efusivamente, listo para disfrutar de la noche.

—Ya sabes que a Seung Hyun y a mí no nos gustan los lugares así. —el moreno clamó, haciendo que la emoción del menor se fuera al caño.

—No recordaba que ustedes son unos ancianos aguafiestas. —esta vez fue Seungri quien rodó los ojos, fastidiado.

—En una de mis cafeterías hoy hay noche de música en vivo, ¿qué tal si vamos ahí? —Youngbae sugirió— El chef hace unas crepas que te harán delirar.

El trío se subió al lujoso auto del mayor y se dirigieron a una de las cafeterías que eran propiedad de Youngbae.

—Bae, hubieras visto cuando Seung Hyun hyung pasó a exponer su investigación. —Seungri articuló volviendo a reír— Estaba hecho una bola de nervios.

—¿De veras? Creí que te habías preparado mucho para esto, Seung. —Youngbae lo volteó a ver y Seung Hyun sonrió, removiéndose con incomodidad.

—Lo hice, pero supongo que mi timidez me ganó. —argumentó con nerviosismo. Ninguno de sus amigos sabía la razón por la cual no podía hablar en público. Ninguno sabía que él había sido un niño obeso que sufrió de múltiples abusos escolares.

—Al final uno de sus colegas subió a ayudarlo y lograron hacerlo. —Seungri calmó el asunto al notar cuán incómodo su amigo pelinegro se encontraba— Lo hiciste bien, hyung.

El ambiente de la cafetería era muy cómodo y clásico, muchas familias y parejas cenaban tranquilamente mientras una banda de jazz tocaba en el centro del templete.

Los empleados recibieron a los tres con entusiasmo y les dieron una de las mesas más lujosas, el servicio al cliente era perfecto e incluso comieron gratis, gracias a que habían ido junto con el dueño.

Cuando Seung Hyun se terminaba su postre, la banda de jazz terminó su sesión y a continuación otra persona subió al templete con sólo una simple guitarra acústica. El suave sonido del desgarro de las cuerdas llenó la espaciosa cafetería, Seung Hyun no conocía la canción y al parecer era porque estaba escrita por el mismo cantante.

Se dejó llevar por las bonitas notas musicales, pero fue hasta que la persona comenzó a cantar cuando Seung Hyun se estremeció.

Quedó petrificado, podía reconocer esa aguda y nasal voz donde fuese, no importa cuántos años hubieran pasado.

Se giró robóticamente y pudo sentir cómo su corazón dejaba de latir; un delgado chico de cabellos castaños y ojos avellana cantaba con el alma, moviendo ágilmente sus dedos sobre las cuerdas.

Era él, su pesadilla, su verdugo... justo en frente de él.

Perdóname, Seung.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora