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No soy homosexual.

No soy homosexual.

No soy homosexual.

Ji Yong apretó los puños, concentrando toda su fuerza para hacer que esos fantasmas en su mente se alejaran lo más pronto posible.

—¿Ji Yong? —articuló el mayor con desconcierto. Ji Yong tenía el ceño fruncido, se había puesto rojo y sus nudillos se tornaron totalmente blancos. — ¿Qué está pas...

No pudo terminar su oración porque el menor había estampado sus labios con los de él.

Seung Hyun parpadeó unos segundos, estupefacto, pero no tardó en cerrar los ojos y dejarse llevar por el beso.

Para ser sinceros, Ji Yong no sabía lo que estaba haciendo. Quería callar los horribles pensamientos y disiparlos lo más pronto posible antes de que todo se tornara en un terrible desastre, por lo que besarlo era su única opción para calmar su locura.

Los labios de ambos se movían enérgicamente, de un lado al otro. Seung Hyun le rodeó la cintura y lo apegó más a él, con la necesidad de sentirlo mucho más cerca mientras que Ji Yong enredaba sus brazos en el cuello del más alto.

Cuando Seung Hyun intentó ingresar su lengua en la cavidad de Ji Yong, éste separó su boca al instante.

Los dos se miraron intensamente, aún abrazados y jadeantes, con los corazones más vivos que nunca y los sentimientos a flor de piel.

—¿E...eso es un sí?

El menor escondió su cabeza entre el cuello y el hombro de Seung Hyun, y se limitó a abrazarlo sin poder responderle.

—¿Ji Yong? —replicó.

El mencionado sólo asintió despacito, con miedo de decirlo en voz alta. Sin embargo, eso fue suficiente para Seung Hyun.

Ji Yong era su novio de nuevo... Y ni por un segundo se acordó de su pensada venganza.

Las cosas no cambiaron mucho, Seung Hyun seguía acompañando a Ji Yong a todas partes, bebían algo en la terraza de la cafetería y en los ratos libres del menor se veían en su casa para jugar. Lo único que había cambiado eran los fines de semana; Ji Yong había comenzado a dormir en casa de Seung Hyun y para ser más exactos, en la misma cama. Esto no había ocurrido a propósito, Ji Yong había descubierto un nido de ratas en las paredes pues el lugar no era el más higiénico de la ciudad, por lo que tenía que desalojarlo por unas semanas en lo que el dueño de los departamentos las exterminaba, y Seung Hyun aprovechó para convencerlo de que viviera un tiempo con él.

La suerte estaba de su lado, pensaba.

—¡Aquí está la parejita de tórtolos! —Seungri entró a la terraza de la mano de su pareja. — ¡Se ven tan monos juntos! Y pensar que aquella vez creía que se odiaban...

El chico se había referido a la vez en la que Ji Yong dijo que jamás querría a Seung Hyun, y ambos evitaron sus miradas sorbiendo de su respectiva bebida; un café americano y un té chai.

—Ri, los estás poniendo otra vez incómodos. —Youngbae rió con burla— Pero sí, toda mi cafetería huele a amor por su culpa.

—Ay, así nos veíamos nosotros, cariño. —Seungri puchereó recordando los primeros meses de su relación.

—Lo sé —el moreno suspiró con falsedad— ¿Qué nos pasó?

—Te diré lo que pasó. —el menor aclaró su garganta— Pasó que te volviste un lujurioso y ahora sólo quieres-

—Bueno, creo que nosotros regresamos allá abajo. —Youngbae sonrió mientras le tapaba la boca a su novio con la mano y éste intentaba gritar.— Nos vemos en un rato.

Seung Hyun y Ji Yong rieron a la par al ver la escena que sus amigos habían hecho.

—Seungri realmente es de lengua suelta, ¿verdad? —Ji Yong alzó la ceja con una sonrisa reluciente, que dejaba embobado al mayor y le contagiaba.

—Lo sé. Ahora ya no tanto, pero debiste haberlo conocido antes de que conociera a Bae. —Ji Yong le prestaba atención, interesado ante la historia— Ese tipo estaba loco. Cuando íbamos a algún bar en cualquier ciudad de Europa para las juntas a las que asistimos, Seungri les pedía directamente a otros extranjeros que tuvieran relaciones. El tonto creía que por ser occidentales iban a ser así de liberales.

—¿Y no lo son? —Ji Yong arqueó las cejas con divertida sorpresa, mientras sostenía su taza de café con ambas manos. Estaba un poco incómodo por la mención de las relaciones sexuales y Seung Hyun lo había notado, pero ambos lo ignoraron. Habían estado haciendo eso desde que reanudaron su relación.

—Bueno... creo que sí, algunos. —Seung Hyun se soltó a reír y Ji Yong le secundó.

—¿Y ellos dos dónde se conocieron?

—En la torre Namsan, pero deberías preguntarles a ellos, deben saber más detalles sobre eso que yo. —el mayor sonrió y terminó de un trago su té— Oh, deberíamos ir ahí. Es un poco cliché, pero en todos los dramas lo hacen.

—Seung...

—¡Vamos mañana! Primero podemos ir a cenar y...

—Seung, mañana es fin de mes. No puedo. —Ji Yong carraspeó— Cada dos meses voy a ver a mis hermanas a un albergue.

—¿Qué?

Ji Yong bajó la mirada hasta el resto del café que le quedaba en su taza.

—Hay muchas cosas que no te he contado. —musitó.

—¿Por qué tus hermanas viven ahí? ¿Qué hay de tus papás? No me has contado sobre ellos, ¿qué...

—Seung... —el menor le interrumpió y le miró de nuevo. Notó que sus ojos estaban cristalinos. — Mi padre murió.

Perdóname, Seung.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora