Perdóname, Seung.

16

                 
—Hola, Ji Yong.

Kwon Ji Yong se encontraba petrificado, con la sangre helada y el corazón detenido, sentía sus piernas frágiles y estaba seguro que podía caerse en cualquier segundo.

—¿Ji Yong? —volvió a preguntar el de cejas gruesas y oscuras.

La voz de Seung Hyun hacía que quisiera morirse otra vez. Estaba más grave y profunda que la última vez que la escuchó.

—¿No me recuerdas? Soy Choi Seung Hyun, de la escuela media. —sonrió ampliamente— Éramos... amigos.

—Yo, eh, yo... debo irme. —Ji Yong bajó la cabeza y comenzó a caminar apresuradamente, pero el mayor le detuvo del brazo.

—Oh vamos, acabamos de vernos después de tanto tiempo. Te presentaré a mi amigo. —Seung Hyun no quitaba la perturbadora sonrisa de su rostro, y lo arrastró hasta la mesa en donde se encontraba su amigo.

Ji Yong había imaginado todos estos años múltiples escenas de su reencuentro; escenas donde el mayor le golpeaba, donde le ignoraba e incluso escenas donde Seung Hyun ya ni siquiera lo recordaba. Imaginó mil y un cosas más, pero definitivamente nunca se le pasó por su creativa mente lo que estaba pasando justo en ese momento. Algo andaba mal, de eso el menor estaba seguro.

Seung Hyun apenas iba a presentarlo, cuando Seungri habló.

—¡Hey, Ji! ¿Cómo has estado? —se levantó enérgicamente y lo saludó con un abrazo fraternal.

—Bien...

—¿Ambos ya se conocían?

—Oh sí, Youngbae y yo hemos ido con Ji por algunos tragos varias veces. —Seungri sonrió para luego sentarse— ¿Cómo conoces a Seung Hyun?

—Ah, bueno... yo...

—Ji y yo éramos muy buenos amigos en la escuela media. Los mejores, de hecho. —Seung Hyun le miró y Ji Yong de nuevo quiso enterrar su cabeza debajo del piso, estaba muriéndose y no sabía si de miedo o de vergüenza. Quizá ambas.

Un tiempo después Youngbae llegó a hacerles compañía, y los tres conversaban animadamente. Ji Yong no entendía prácticamente casi nada de lo que platicaban porque, en primera, de lo único que hablaban era de negocios, matemáticas y electrones, y en segunda, Ji Yong no se concentraba en seguir el hilo de la conversación porque no podía dejar de mirar a Seung Hyun. Era otra persona completamente diferente, y aunque era obvio y Ji Yong lo sabía, él lo seguía imaginando como el niño regordete y tímido que conocía. Ahora parecía un ángel caído del cielo, una quijada afilada y rasgos mucho más marcados que antes.

Había cambiado radicalmente, todo en él era diferente a excepción de sus características cejas y sus ojos... esos ojos tan profundos que alguna vez lo vieron con amor. La única persona que le había amado.

Sacudió su cabeza para que todos esos pensamientos se borraran de su mente. Esos pensamientos... inapropiados, no los podía tener. No, él no.

Seung Hyun hablaba elocuentemente con sus dos amigos, pero no dejaba de sentir la mirada de Ji Yong sobre él. Le ponía jodidamente nervioso y le molestaba, porque eso significaba que seguía siendo débil ante Ji Yong, incluso cuando su aspecto había cambiado por completo.

De alguna manera habían conseguido alcohol para beber ahí teniendo a Youngbae, el dueño de la cafetería, como amigo.

Seungri y Seung Hyun se encontraban ya un poco ebrios, y fueron los dos los que propusieron seguir con la segunda ronda en algún bar cercano.

Seungri se subió al auto de Youngbae junto a él, y Seung Hyun se dirigió al suyo.

—Oh, Ji Yong, ¿a dónde vas? ¿No vendrás con nosotros? —Seung Hyun se le acercó.

—Mmm... no, gracias. —habló con temor al notar que el mayor desprendía un olor algo fuerte de alcohol, además de que se le acercaba más y más, al grado de rozar sus caderas— No soy muy tolerante al alcohol, a decir verdad... Nos vemos.

Antes de que el mayor pudiera articular algo siquiera, Ji Yong apresuró el paso y se perdió en la oscuridad de la calle contraria.

Seung Hyun apretó los puños, pero la furia enseguida se esfumó cuando recordó lo que pronto iba a hacer.

Sonriendo plácidamente, Seung Hyun subió a su auto y lo arrancó, saboreando lo que pronto sería su venganza.