Prólogo.

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No entiendo como podre vivir con todas estas personas a mi alrededor creyendo que tengo una enfermedad mental. No entiendo como todo esto puede estar pasando, No entiendo como un humano puede respirar pero no vivir.

(...)

Ellos están junto a mi. Lo se, siempre lo supe desde aquel día en donde acabe con sus miserables vidas. ¿saben? No se como acabe en él psiquiatra si en realidad soy capaz de ver él alma de aquellos a quien (gustosamente) asesine. Nadie me cree, o mejor dicho nadie me quiere creer.

Aquellas almas tan perfectas aún siento que están con migo, sin embargo, cuando dejaron de existir se llevaron mi felicidad al infierno, donde ellos merecen estar.
Siento que puedo acabar con todos.

Debo acabar con todos.

Las almas que me cantan en la noche ya no las soporto, a veces me preocupo ya que cuando son las 4:00 de la madrugada siempre susurran suavemente: Cuando hayas cumplido 18 años y no logres cumplir con tu promesa, la Maldición de Halley Hesper caerá sobre ti y morirás.

Aún no logro entender nada.

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