1 año después.
Guardó todas sus cosas en su negra maleta, acomodando todo para que así le cayesen todas las prendas en el equipaje mientras a la par abultaba sus cerezos, algo congelados por lo frío que estaba el clima, se encontraban en pleno invierno, algo que April amaba, sentir las gotas de chubascos que caían sobre su rostro, de tés blanca como la misma nieve.
- Cariño, ¿segura que no quieres que te vaya a dejar? .- preguntó su madre, apoyada desde el umbral de la puerta.- Se que ya tienes 20 años, pero aún así eres como mi pequeña.
April le dedicó una cálida sonrisa, deteniendo su acción un momento, acercándose a pasos hasta su madre para abrazarla unos segundos, dándole a entender que todo estaría bien.
- Mamá, se que te preocupa lo que pueda suceder.- comentó, entendiendo a la perfección el doble sentido en las palabras de su madre.- Ya superamos eso, asistí a las terapias y la psicóloga ne dió el alta.- se separó del cuerpo adverso, volviendo nuevamente a su trabajo, mientras le sonreía.- Es mi sueño estudiar en California.
- Lo se mi amor, lo se más que nadie.- su madre miro a su hija con algunas lágrimas en sus ojos. Desde pequeña esta se había encargado de entender a todos que se iría al extranjero, todos lo tomaban como una burla, era pequeña y podía decír muchas cosas. Pero ahora era una mujer adulta, y realmente cumpliría su palabra.
Cerró su maleta cogiendo esta y la bajo de su cama mirando a la mujer que le había dado la vida, había sabido perdonar, pero no a olvidar. Soltó un último suspiro para mirar el cuarto donde tanto sufrimiento había tenido.- Bueno, es hora de irme Ma.
Está última asintió dando paso a que su hija mayor, la única que tenía se fuera de su vida, sabía que esta no volvería en un buen tiempo, al menos estaría segura con su primo, el cuál ya se había ido meses antes.
- Adiós April, cuídate.- contestó, dejando un beso en su mejilla, mientras en silencio observaba como esta se marchaba, desapareciendo por la puerta.
-
Miro las grandes nubes através del ventanal de su asiento, acomodó sus auriculares y subió todo el volumen de la canción, su mente se encontraba en otro lugar, se preguntaba, ¿Qué haría al llegar? Lo primero sería ir al departamento que compartirla con Daniel, en parte le emocionaba el reencontrarse con su primo, todo esto estaba siendo posible gracias a el. Luego debería ir a a universidad a la que había sido transferida, para verificar que todos los trámites estaban asegurados, no quería llegar el día lunes y pasar vergüenza cuando le comentaran que no había ninguna April registrada. Prefería prevenir.
Quizá luego vería el establecimiento más próximo para alguno de los conciertos de los Jacks. Y sí, aún amaba con su corazón a aquél grupo de idiotas que le sacaban una sonrisa, y más al chico rubio que había capturado cada uno de los sueños de la menor. Lo de los estudios sólo había sido una excusa para poder llevar a cabo su plan, plan que había ideado con ayuda de Daniel, definitivamente era el mejor primo del mundo.
La mirada de April se fijo en el parlante donde provenía una voz, al igual que muchos, puso atención a las palabras, bajando el volúmen de sus auriculares para prepararse en el aterrizaje, siguió las instrucciones como tal, desabrochando su cinturón, manteniéndose sentado en su puesto y con calma.
En el momento que el avión aterrizó, cogió su mochila y se levantó, asegurando que no se le había caído nada en los asientos. Se despidió de la azafata y bajo comenzando a caminar a la parte trasera para retirar su equipaje. Una vez con el en manos, caminó a los adentros del aeropuerto, buscando a su primo por algún lado, habían quedado de acuerdo que este le vendría a buscar. Sonrió ampliamente al divisar un cartel con su nombre escrito, con seguridad camino hasta su lado, entusiasta por correr a sus brazos.
- Bienvenida a California.