Re-encuentro II

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Aun con su cartera perdida Kōki tenía un día normal, a excepción de la entrenadora, amenazo con desnudar los si fallaban en las canastas. Lamentablemente, él solo había encestado 8 de 10 canastas... así que tuvo que quitarse su playera, pero cuando se la estaba quitando no podía dejar de sentir que alguien le estaba observando. A causa de esa sensación, su corazón había estado latiendo más rápido de lo normal.

De ponto fue sacado de sus pensamientos, cuando Kagami grito "Akashi". Por inercia y sorpresa, volteo y lo vio: Akashi Seijūrō estaba allí, en Seirin y vestido de manera informal.

Después de una serie de preguntas y declarar que iba hablar con Kuroko y después con alguien, de seguro sería Kagami, sintió una pequeña decepción. Es persona con la que hablaría tenía que ser la entrenadora o Kagami, pues él si estaba a la par de uno de la generación de los milagros.

Tras reanudar el entrenamiento, aun me sentía observado. De la forma más sutil posible, miraba discretamente a emperador, pues sentía que éste lo miraba.

Al finalizar el entrenamiento e ir a los vestidores, todos comentaban a quien le hablaría Akashi, y se pusieron de acuerdo para salir todos juntos. Akashi buscaba entre ellos, hasta que al fin hablo.

—¡Vine por ti, Kōki!— le dijo Akashi Seijūrō extendiéndole una mano a él, a Furihata Kōki.

Kōki sintió sus mejillas sonrojarse. No esperaba que fuera él a quien, precisamente, Akashi Seijūrō buscaba; y mucho menos que lo llamara por su nombre. Podía sentir la mirada de sus compañeros sobre ambos, y su corazón había comenzado a latir más rápido —Yo...— trataba de decir.

Seijūrō, cansado de que el castaño no tomara su mano, se había aproximado a él —Vamos, no tengo todo el día— dijo tomándole la mano y halándolo fuera del gimnasio.

—¿Q..Qué pasa, Akashi-san? –preguntó nervioso por cómo iban tomados de las manos y por la mirada de sus compañeros, quien los seguían a una distancia prudente.

—Ya lo dije, tenemos que hablar— respondió caminando hacia la salida de la escuela.

—Lo entiendo, pero ¿a dónde vamos?— preguntó con cierta confusión. Pues podían hablar allí mismo, sin necesidad de abandonar las instalaciones de Seirin.

—Tomaremos el almuerzo, ya es tarde y tengo hambre— dijo deteniéndose en la acera principal. Algunos de los estudiantes se les quedaban viendo. —Era hora— No esperó a que le abriera la puerta, él mismo la abrió y empujo al castaño.
El carro arrancó con Kōki nervioso y solo logró ver a sus compañeros, al igual que él, también se veían confundidos.

—Llévanos a la cafetería azul del centro— ordeno el pelirrojo.

El castaño no sabía que decir, y el silencio fue roto por Seijūrō —¡Su entrenadora a pesar de ser joven es un demonio!

Kōki rió ante eso —Si, lo es. Debió ver la en el torneo pasado. Ella y su padre nos pusieron a jugar al policía y el ladrón en una montaña. Fue la primera vez que quise dejar de jugar.

Seijūrō rió un poco —¿En serio?

—Si.... Pero no hay nada más terrorífico que ver la dar pequeños saltitos y con una gran sonrisa— dije algo cohibido.

—¿Así son las chicas, no?— preguntó Seijūrō.

—Sí, pero con Senpai es diferente. Ella es así cuando está feliz, ya sea con cosas lindas o el cuerpo de uno. O cuando para nosotros son malas noticias.— solté un suspiro.

—¿Espera...has dicho cuerpo de uno?

— Sí. Por ejemplo, si usted hubiese estado sin camisa hace rato, ella se hubiese lanzado hacia usted sin dudarlo. — dijo algo indiferente.

—Pero... A ti te ordenó que te despojaras de la camisa.

—oh eso...— sentí algo de pena — Supongo que no lo hace porqué siempre nos hace eso. Cuando hizo el casting para el equipo, vio a kagami-kun y jamás la había visto tan feliz. Bueno eso y con ustedes de Teiko, se ve extrañamente feliz. A excepción con Kuroko-kun, ella quedo en shock— explico con una pequeña sonrisa.

—¿Porqué con Kuroko no?— preguntó con curiosidad.

— Bueno... cuando Kuroko-kun se despojó de su playera, los números no cuadraban y menos con qué dijese que fue titular en Teiko. Nadie le creyó, hasta que Kise-kun lo confirmo.

—¿Que números?

No puede evitar sonreír durante esa pregunta. —Sempai ve números de potencia y fuerza, y con eso nos da nuestro entrenamiento. Según Kuroko-kun, Momoi-san hace algo parecido.

—No sabía que se podía hacer eso.— de pronto el auto se detuvo y la puerta se abrió —Ven ya llegamos.

Al bajar observe que estábamos en la cafetería favorita de Koga-kun. Me sentí un poco más seguro.


Un Chihuahua sin suerte... O eso creía    -Editando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora