El emperador perdió su cordura

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PV Kōki, Sei y amigos.

Tras el encuentro de miradas, Kōki intentaba hablar pero ver Akashi-san frente a él no sabía cómo reaccionar. Estaba muy avergonzado de que lo viera vestido así.

—Pasen chicos. Anda Fu-chan. Espabila.— dijo una de sus compañeras.

La generación de los milagros y sus amigos tomaron asiento en la mesa más grande. Pero el primero en aproximarse a Fu-chan fue Kise Ryōta.

—Are~~ pero que linda eres Fu-chan ¿Quieres salir conmigo?— dijo con una brillante sonrisa. La tomo por cintura y la acerco un poco más el. Su sonrisa se ensanchó más al ver lo celoso de su Sempai.

Furihata intentaba zafarse del agarre del modelo y cuando lo logro, choco con Aomine.

—fiuuu~ de verdad que eres una lindura— las manos de Daiki viajaban a través de la cintura de Furihata.

Intentaba huir nuevamente, cuando lo logro cayó de espaldas y Himuro Tetsuya lo ayudó a levantarse —¿Estas bien?— preguntó el peli negro.

Como no quería que Akashi lo reconociera por su voz se limitó a asentir.

Seijūrō por su parte estaba con su ira en aumento. Pues Kōki no decía nada, a pesar de que trataba de separarse de sus amigos.

De pronto Kōki se vio rodeado por Ryōta y Daiki, quienes trataban de tomarse una foto con él pero uno de ellos metió mano bajo su falda y le estrujó los glúteos —Waaa Kise-kun. Aomine-kun ¡Ya basta! Dejen de tocarme así.

Toda la generación se quedó callada. Con los ojos abiertos, pues la vos fue de un chico y no de una chica.

—Espera..... Eres un chico, pero tu vos me suena familiar— Ryōta miró atentamente al castaño.

La cara de Kōki estaba roja de la vergüenza —Por supuesto que soy un chico. Aun si fuera una chica, eso no les da el derecho de tocar mi trasero.— dijo lleno de furia.

Seijūrō que tenía un vaso en su mano, tras escuchar eso lo reventó —Ryōta, Daiki dejen de molestar a Kōki y sienten se.

—¿Kōki.... Furihata Kōki? el 12 de Seirin.— miró al castaño.

Aomine con los ojos bien abiertos tras reconocer el nombre y el número del jugador, recordó al chico gelatina —El chihuahua.

Tras escuchar ese apodo hizo un puchero —Aomine-kun no me llame así.

Pero eso causó el efecto contrario. A los ojos de Kise Ryōta pareció adorable, lo comenzó a abrazar y esparció pequeños beso en su rostro. Furihata trataba de separarse pero no lograba. —owww que lindo ¿Furihatacchi y si jugamos un rato al amo y la maid? No me importa que seas un chico.

Obviamente ese comentario causo que Kōki se pusiera del color de un tomate. Esa reacción le molesto a un más a Akashi Seijūrō, perdiendo su cordura y su aura oscura comenzaba a crecer. Los que lo notaron comenzaba a alejarse de él.

Seijūrō arrojo una cuchara en dirección del rubio haciendo que este se separara de Kōki. Se levantó de su lugar (previamente dejo el dinero de lo que había pedido) acercándose a Kōki y levantarlo como a un costal de papa, y llevárselo lejos de allí; dejando a todos con las bocas abiertas.

—¡Akashi—san bajé me! ¿Por qué hace esto?—cuestiono cubriéndose el rostro. Todo mundo se le quedaba viendo.

—Silencio. No me voy a quedar tranquilo mientras tocan lo que es mío.

El corazón de Kōki dio un vuelco. De repente se sintió feliz, Akashi había dicho que era suyo, eso significaba que sentía algo por él.

Seijūrō con la furia que sentía dijo sus sentimientos pero estaba fuera de su cordura, estaba celoso. Ryōta y Daiki habían tocado a Kōki como quisieron, habían querido jugar con él y eso lo había molestado. Peor aún, todo el mundo en Seirin habían visto a su Kōki vestido así yeso término por llevarse la poca cordura que le quedaba.

Llegaron a un lugar solitario tras el gimnasio. Seijūrō bajo a Kōki y lo besó. Un beso lleno de deseos y lujuria; un beso para marcar que era suyo.

Kōki feliz de que Akashi lo besara, correspondió felizmente.

Pronto el beso se volvió más necesitado, Seijūrō había comenzado a meter la mano debajo de la falta para frotar, con sus manos, los glúteos del castaño. Kōki soltó un gemido de la sorpresa.

Seijūrō sin la cordura que lo caracterizaba dejo de besarlo y mordisqueó el lóbulo de la oreja. —Eres mío, ahora deja que jugué contigo.

Tras escuchar eso Kōki se quedó petrificado. Jugar. Todo era un juego para Akashi....Un juguete que no quería que otros tocaran. Solo un objeto para un niño rico. Todo había sido mentira. Kōki comenzó a forcejear para liberarse. Las lágrimas comenzaban a caer a través de sus mejillas. Lo único que pudo hacer fue darle una cachetada y salir corriendo.

Seijūrō pudo sentir que el cuerpo de Kōki se quedó congelado. Él había dicho jugar, fue un grave error, Kōki debió creer que era juguete. Comenzó a aferrase a su cuerpo para poder explicarle pero de pronto se vio siendo abofeteado. Logro echarle vistazo a Kōki antes de que saliera corriendo, estaba llorando.

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Ambos se sentían lo peor del mundo, Kōki por haber creído que Akashi Seijūrō lo quería. Entro a cambiarse y luego diviso a Akashi en la dirección. Aprovechó eso y se fue a su casa llorando, sentía su corazón desecho.

Seijūro recobro su cordura al lastimar a Kōki. Por más que lo buscará no lo encontraba, marco a su teléfono y no contestaba.

Lo buscó durante horas, Kōki había desaparecido de la escuela. Cuando pudio su dirección a sus compañeros todos se la negaron, obviamente lo habían visto llorando.

Escribió un último mensaje antes de marcharse a Kioto.

"Lamento haberme comportado así. Soy un imbécil. Para mi no eres un juguete, eres mucho más que juego.¡ Por favor, déjame explicarte!"

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Un Chihuahua sin suerte... O eso creía    -Editando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora