No sé quien soy

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No sé quién soy

Capítulo 6

— Fuiste demasiado dura, y grosera.

— ¿Qué?, ¿Yo?, ¡Él fue el que mintió!

— Pero sabes que te adora con toda su alma y haberle puesto un castigo así es algo demasiado duro para él, lo puedo apostar —dijo empática hacia alguien que aún no conocía.

— Balam es de todo menos débil —suspire pesimista. Frida había llegado hace un rato y le conté todo lo que paso ayer, al parecer e inmediatamente se puso del lado de Balam— además, no es un castigo injustificado, él rompió la cláusula y por ende se deben de cambiar los términos de una promesa que él firmo.

— ¿Sabes que estas bien tonta? —musito ella rasgando el fondo del vaso de helado— yo lo entiendo y ni siquiera lo conozco... veo que te ama con locura y tú no le darás la oportunidad. A nadie le has dado la oportunidad desde Bruno.

— A Bruno no lo metas en estos temas, él fue hace demasiado tiempo y en efecto, es una secuela de lo que paso con él. No volveré a dejarme lastimar por nadie.

— Pero a cambio tú estás lastimando a alguien que de verdad podría hacerte feliz. Lo bueno de como platicas las cosas es que eres imparcial... —dijo sonriendo dulcemente.

— No estoy para bromas... ahora no se si realmente cambiar el contrato o dejarlo tal como está —dije mordiendo la uña de mi dedo anular.

— Yo digo que te dejes de tonterías y el próximo martes te entregues en desmedida a él y le digas que se fugaran juntos.

— Y yo digo que dejes de tomar drogas —dije quitándole el bote de helado— te has acabo de mi helado... —entrecerré los ojos mirándola mientras lamia la cuchara.

— ¡Es tu castigo por incumplir las cláusulas del contrato de amistad! —dijo para después echarse a reír— ¿Ahora te das cuenta de cómo te viste ayer?

— A veces me caes mal Frida —dije aventando en la cara el bote para después reír con ella y terminar viendo la serie de amas de casa desesperadas, al menos la segunda temporada que termino emocionante. Lo sé, es algo vieja y esta es la novena vez que la vemos y nos encanta siempre.

Me levante y mientras hacía unas palomitas caseras escuche que alguien tocaba la puerta, obviamente Frida fue la que abrió mientras yo me concentraba en la botana, al poco rato llego Frida mirando un pequeño paquete que no sé dé donde habría sacado.

— ¿Qué es eso? —pregunte al mirarla ver la pequeña caja.

— No sé, vino a dejar el recepcionista. Creo que esta coladito por ti y como no te vio se desanimó —dijo riendo un poco, el recepcionista tenia cerca de 20 años, era lindo, algo guapo pero como siempre, a mi nada realmente me interesaba.

— Que mal por él, ahora dime que es eso.

— Te digo que no sé —dijo rezongando— dijo que la vino a dejar un tipo muy guapo, que solo fue a pedirle que te la trajera y ya, además me pregunto si ese tipo era tu novio.

— ¿Qué le dijiste?

— Obviamente que no, pero ahora tengo dudas de que será esta cajita... —dijo mientras intentaba abrirla, suspire y quite el sartén de las palomitas del fuego, me acerque a ella quitándole la caja.

— Me la trajeron a mí.

— Entonces ábrela ya —dijo ansiosa, me mordí levemente el labio y abrí la caja dando a notar un anillo con una pequeña piedra negra pero que no solo era así, era de exquisitos colores, mire la carta a lado y la abrí.

Tres Centavos De Felicidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora