Capitulo 29

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Narra Aria

Abrí los ojos al darme cuenta de que un gran foco de luz caía en mi rostro, haciendo que achinase la mirada. Un fuerte dolor de cabeza no tardó en acudir. Mi mente intentó recordar los antiguos sucesos. Poco a poco las imágenes empezaron a aparecer en mi cabeza.

Aquellos dos chicos que supuestamente Styles había mandado para raptarme, forzaron la entrada y me secuestraron.

Apreté los ojos con fuerza al recordar aquel horrible olor que había en ese pañuelo extraño que me colocaron en la boca.

Miré a mi alrededor y me di cuenta que estaba en una gran sala vacía con algunas cajas. Era de gran altura, como una especie de nave enorme. Las ventanas de por encima del techo hacían que la luz de la mañana traspasase por estas y alumbrase toda la estancia.

Bajé mi mirada y mis muñecas estaban atadas detrás de mi espalda. Estaba apollada en una esquina de la gran sala, vacía, fría, con goteras y escalofriante, quitando el hecho de la luz.

Tragué saliva, al notar mi garganta seca.

La puerta a unos metros de mí, se abrió. Dando paso a dos chicos en concreto. Sin darme cuenta retrocedí hasta estar pegada a la pared, cuando me encontré con aquellos ojos verdes esmeralda.

Iba como la última vez que lo ví, sus rizos estaban echados hacia tras e iba completamente de negro, a excepción de su camiseta que era blanca, la cual se le transparentaban los tatuajes de él.

Su mirada se conectó con mi mirada y en el momento en que lo hizo sonrió mostrando aquellos maléficos, pero perfectos hoyuelos.

-Cuanto tiempo preciosa-

Dijo agachándose hasta quedar a mi altura. Alzó la mano para acariciar mi mejilla pero yo ne aparté con miedo a él. Este rió, y yo aún sin levantar la mirada, me pregunté cuan loco estaba este chico.

Pero entonces su risa cesó de un segundo a otro.

-Pagaría por ver la cara de tu queridísimo Dylan al saber, lo que te haré-

Aquellas palabras mandaron escalofríos por todo mi cuerpo, levanté la mirada. Pero esta enseguida se nubló y las lágrimas no tardaron en caer.

-Por favor—supliqué

Él rió y negó con la cabeza.

-No preciosa, las cosas no van así-

Soltó mi mentón y volvió a levantarse y ponerse de pie. Su mirada se dirigió hacia el chico que estaba a su lado. Este me miraba fijamente. Y en sus ojos marrones pude detectar un poco de tristeza.

-Quiero que reúnas a todos en la sala 4, ahora—dijo con firmeza. El chico se dió la vuelta y rápidamente comenzó a caminar hacia la puerta, pero la voz de Harry le volvió a interrumpir—y dile a Frank que venga aquí, se divertirá.

Dijo mandándome una última mirada.

Un escalofrío recorrió mi columna. Por mis labios se escapó un sollozo. Ahora estaba sola en esa gran sala. Minutos más tarde mis lágrimas cesaron al ver como la puerta se volvía a abrir.

Detrás de esta aparecieron los dos chicos que me secuestraron. El chico rubio con ojos marrones me mató con la mirada, bajé la mía hasta su mano y supe al momento que era el hombre al que había mordido.

Los dos caminaron hacia mí.

Mi mirada se posó en el segundo chico. Y en el segundo en que mis ojos marrones conectaron con aquellos azules, sentí como el aire me falatba.

Príncipe Oscuro • Dylan O'Brien  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora