Capítulo 40

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Ellos no me conocen.

Pero yo a ellos sí

Narra Dylan

Sonreí bobamente al encontrarme a Aria dormida sobre mi pecho desnudo. Mi mano estaba firmemente sujeta en su cintura; y no la pensaba soltar. Con mi mano suelta aparté algunos mechones de su rostro, sus largas pestañas descansaban en sus mejillas ahora coloradas.

Cogí en pequeño rizo de su cabello y empecé a jugar con el.

¿Quien lo diría?.

Dylan O'Brien un capullo condicional que sólo sabe empeorar y romper cosas, que dejó de creer en el amor y que quería que su vida acabase estaba ahora mismo jodidamente enamorado de una niñata pija, con un carácter a veces rebelde y que siempre le alegraba todos los malditos días.

Con delicadeza aparté el cuerpo de Aria y la dejé durmiendo plácidamente en la cama. Aunque me encantaba verla dormir se me estaba haciendo tarde, había quedado con Robert y ni de broma llevaría a Aria.

La besé en la cabeza, para luego cerrar la puerta de la habitación.

Tal vez luego llevaría a Aria a algún sitio fuera de la cuidad. A cenar o la playa. De todas formas teníamos mucho tiempo para los dos.

Eso pensaba yo.

Escondí la bolsa con el regalo de Aria detrás de unos de los muebles de la televisión y cogí mi bolsa de deporte para empezar a caminar hacia el gimnasio.

Ví a algunos ya en el ring y otros simplemente corriento o con algunas pesas. Para ser temprano había bastante gente, supongo que el calor abrasa a medio día y esa es la razón por la que se piran.

Busqué con la mirada a Robert y lo encontré tomándose un café en la mesa la cuál siempre se sienta Aria.

-Buenos días Dylan, ¿Dónde está la pequeña Aria? Siempre se toma el café conmigo-

Robert era el único hombre, aparte de Niall, en que confiaba que podía estar con Aria. Soy un maldito celoso y posesivo, pero es mía y ya está. Robert aunque está divorciado nunca pondría un dedo encima de Aria y lo sabía. La quería como a una hija, y eso se había visto en estos tres meses con ella.

-Estaba durmiendo, ya sabes está cansada por todos los exámenes y eso-

Al parecer la escusa funcionó por que Robert asintió rápidamente.

-No recordaba que tenía 17, estás echo todo un pedófilo pequeño Dylan-

Reí con él mientras nos dirigimos hacía su despacho. Estuvimos hablando sobre los combates y el dinero en juego. Pero sobre todo en la final. Ésta se jugaba dentro de dos meses. Y tendría que estar preparado.

Dejé mi bolsa en mi taquilla y me cambié de ropa.

Al salir de las duchas me encontré con James. Desde que Aria me comentó lo de Frank había estado pensando sobre si James sería socio de Styles o contrincante. La primera opción era mas lógica para mí, pero no podría apostar por esa.

Todos en este mundo teníamos enemigos. Desde el más inocente hasta el más capullo.

Lo que realmente sabía era que tenía que alejar a Aria del gimnasio por un tiempo.

-Hola Dylan-

Estaba caminando hacia el ring cuando James se dignó a hablarme. Creo que piensa que yo todavía soy tan gilipollas que no me doy cuenta de las cosas.

Pero si no lo sabía mejor.

-Hola-

Dije seco.

Príncipe Oscuro • Dylan O'Brien  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora