Fragmento 2

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Comprendí entonces que el dorado té que tenia frente a mi era la mejor compañía que podía desear, su sabor dulce apagaba mi amargura acariciando mis sentidos y dejando atrás una agradable sensación de confort. El liquido estaba caliente, cada trago me hacia escuchar más fuerte los latidos de mi corazón dándome una tranquilizadora y necesaria aunque momentánea paz y haciéndome un poco mas consciente de mi propia existencia calentándose mi garganta y pecho por unos segundos.
Abrí los ojos, los vidrios de mis lentes de pasta estaban algo empañados por el vapor de la bebida y en la taza solo quedaban en el fondo pequeños residuos de las hebras de la infusión, la deje en la mesita frente a mi y suspirando me puse de pie, salude al joven que me había servido momentos antes y me marche, enfrentando la fría acera del lugar.
Relamí mis labios sintiendo el sabor ya casi ausente del jazmín poco azucarado. Uno de mis favoritos sin duda.
Camine calle abajo acompañada solo por el cielo gris, llevaba las manos en los bolsillos del tapado y la nariz escondida en la budanda.
Mis pies comenzaron a pesar de pronto ralentizando poco a poco mis movimientos. Tenia ganas de llorar.

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