Fragmento 5

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Ella pintaba sus delgados labios de colores oscuros, para que las personas la mirasen al hablar, para que sintieran como ella formaba cada silaba, llamando la vista de la manera mas triste pero eficaz. Acompañaba sus frases con miradas agudas, penetrantes y directas. De esos ojos oscuros y fuertes que demandan atención, que son imposibles de ignorar y de los cuales despegar la mirada asusta tanto como mirarlos y duele de una forma inexplicable.
Muecas audaces, riéndose de frente a sus oponentes con la dentadura en fila y una relajada postura que no parecía pero estaba lista para el ataque, fue todo lo que aquellos orbes verdes vieron desde la tercera fila, a la derecha, al lado de la pared.
Mas que evaluar los puntos débiles de aquella nueva rival admiraban esa probablemente aparente fortaleza y se preguntaban, inconscientemente, que tanto la lastimaría una sonrisa.

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