Fragmento 10

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La joven se despertó de pronto, con su ritmo suave el reloj rondaba las 5 de la madrugada y la casa permanecía en silencio.
Había sido todo un sueño, de nuevo.
Sonrió para evitar que las lágrimas corrieron por sus mejillas pero la mueca que logró esbozar sólo complació a las fieras de sus pesadillas.
Oh, cuanto le dolía soñarlo cada noche, estar tan cerca de tocarlo una y otra vez. Aunque fuera también el aleteo de una ilusión.
Apretó las cuencas de sus ojos oscuros cerrados con sus dedos, intentando borrar inútilmente de su retina la cabellera violeta que llenaba de incógnitas el aire nocturno.
Era inútil, él ya se encontraba susurrándole otra vez al oído dulces historias sin mucho sentido; cayó dormida, presa de los brazos de Morfeo mientras susurraba sin quererlo un pequeño y secreto nombre.

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