Fragmento 12

13 2 0
                                    

Y me apagó como una cerilla al cabo de unos segundos de luz brillante.
Cuanto desearía poder guardar ese fuego en mi interior por un rato más, solo el suficiente para calentar mis manos y observar la danza de las llamas.
Y será por eso que persigo sin darme cuenta el calor de las fogatas y las sonrisas capaces de provocar incendios. Vivo por y para encontrar esos ojos cálidos que guardan en su interior la reconfortante belleza de antorchas ardiendo.
Porque no veo esas llamas al mirarme en el espejo y mi risa no es de esas que podrían alejar la tristeza como el frío de una nevada. No tengo ese poder y entre tonos naranjas y rojos me deleito con quiénes logran contagiarmelo, prestarmelo por unos segundos, fugaz como la luz de una pequeña cerilla que se extingue rápidamente frente al viento.

FragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora