Capitulo 32 | un reto mas.

32 5 0
                                    

Soy una flor marchita en un jardín de flores coloridas plagadas de espinas. una mariposa que olvidó como volar.

 una mariposa que olvidó como volar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

 

Vivir después de esa noche se había vuelto pesado, como cruz del calvario que cargó Jesús en sus hombros antes de ser crucificado. Sonreír se me hizo difícil día con día y no por que no lo intenté, si no por que empecé a pasar por cambios, empecé a atravezar una etapa en la cual yo no quería estar. Convencerme a mi misma de que debía mantenerme fuerte era lo ideal, pues, al final, la decisión de quedarme con el bebé era sólo mía, nadie podía oponerse a lo que yo quisiera.

La herida en mi pecho sanó pero por alguna razón yo no parecía recuperarme, mi cuerpo perdía fuerza y mientras más crecía mi vientre, más difícil me era depender de mi misma. Pasaba horas mirándome frente al espejo, un reflejo decadente y distorsionado de lo que era la realidad, pues, a pesar de que mi vientre seguía aumentando su tamaño, mi cuerpo parecía perder peso, mi piel se había vuelto pálida y mis ojos perdieron ese brillo que tanto los caracteriza, a veces lloraba en mi cama, o en la ducha pensando en como pude arrastrarme a mi misma ésto.

Por que el tiempo pasaba pero yo parecía estar estancada en el mismo lugar, las visitas médicas no pararon, debía seguir yendo por que debían monitorearme el embarazo, a mi poco me importaba. La doctora miraba al bebé en la pantalla mientras le comentaba a mi madre sobre su estado, su tamaño, la posición de sus extremidades, ella escuchaba y yo... miraba a la pared. Era un calvario del cual no podía escapar.

Pero no solo eso, no solo era el embarazo la preocupación de todos, mi estado decadente donde no parecía mejorar mi estado, era como si mi cuerpo estuviera agarrando lo poco que me quedaba para dárselo al bebé y que éste crezca con más estabilidad de la que yo poseo. Me preguntaba si un disparo podía causar tanto daño, es decir, sabía que la muerte era lo peor que podía pasar, pero... ¿que no se recupera la gente de eso?

Finalmente (mientras sentada al borde de la camilla siendo ayudada por mi madre), terminábamos la consulta de aquel día, mi vientre para ese entonces era visible a pesar de que utilizaba ropa holgada que la disimule como lo eran suéteres de amichael o de mi hermano, no era tan grande por ende tenias que ser demasiado observador para notar que debajo de esa ropa había un vientre con un bebé dentro.

La doctora pasaba por la puerta con los resultados en manos hasta tomar su asiento detrás de su escritorio.

—¿como te sientes ahora? Maia— Hizo la pregunta que me hace cada vez que vengo a verla, a lo cual vuelvo a responder.

—cansada— sin embargo,  antes de dar una respuesta ella se da el tiempo de mirar los resultados del emograma y otros análisis que me hacían hecho para determinar la razón de mi estado. Su cara parecía de preocupación a pesar de que no decía nada.

Another perspectiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora