Capítulo cinco

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El resto de la tarde la pasé en la habitación de Harry, Elena me insistió para que los acompañara al entrenamiento pero no estoy dispuesto a soportar el mal humor de Mark o las constantes acusaciones de Sofía hacia mi persona.

Dormí un par de horas y terminé la serie que estaba viendo, ahora me encuentro buscando mi bolso con las medicinas que mamá organizó. Busco en mi maleta y el bolso de mano, nada. Reviso el closet de la habitación por si Harry lo guardó por equivocación, nada.

Miro la maleta de Harry que se encuentra cerrada y lo pienso unos segundos antes de abrirla. Puede que quizás lo haya metido en su maleta en confusión.

Para mi sorpresa sus cosas están muy ordenadas, la mayoría de su ropa es negra y blanca. Nada fuera de lo normal mis medicinas no están.

Sigo tanteando el fondo de la maleta cuando siento una caja con un tamaño considerado, ni grande ni tan pequeña. Al abrirla me encuentro con algunas joyas; cadenas, anillos, pulseras.

Pero es un anillo de compromiso el que me sorprende. ¿Harry tiene planes de casarse?

Escucho la puerta principal abrirse y cierro la maleta lo más rápido que puedo, me alejo y sigo buscando mis medicinas.

—Hola niño.— Dice Harry dejando sus cosas sobre la cama, quitando su camiseta sudada.

—Hola.— Digo apartando la vista.

—Vaya, hasta que por fin decidiste hablarme.— Me sonríe. —¿Qué haces?— Me mira extrañado al ver que me subo en una silla para buscar en el estante alto que se encuentra al lado del televisor.

—Busco mis medicinas, no las encuentro.— Respondo un poco desesperado. —Las necesito, Barry.—

—¿Barry?— Pregunta levantando una ceja. —Vi tu bolso antes de salir, estaba sobre el sofá junto a tus maletas.— Dice mientras encoge sus hombros.

—Dije Harry, ¿Estás sordo o qué?— No dejo que mis nervios sean visibles y trató de ocultarlos tomando una actitud defensiva. —Necesito esos medicamentos Harry, de verdad.—

Mis ojos se comienzan a humedecer y la ansiedad dentro de mi crece, casi toda mi vida he tomado mis medicamentos para controlar los ataques de pánico y ansiedad, he llegado a un punto de dependencia en el cual si no los tomo, mi ansiedad llega a ser más grande de lo que lo era al principio.

Siento unos brazos rodear mi cuerpo y una pausada respiración en mi cuello. El rizado me tiene abrazado y se siente bien, extrañamente no tengo el impulso de alejarlo como ocurre con todo el mundo, en algunas ocasiones hasta con Joanne.

—Tranquilo pequeño, todo esta bien. Estamos bien.— Dice frotando mi espalda. —Estás temblando.—

Me separo del abrazo para mirar mis manos y tiene razón, no sé en que momento comencé a temblar y a llorar de manera mucho más audible.

— Disculpame. — Le digo apenado.

—¿Disculparte? Tú no tienes la culpa de esto Louis. Es algo que no puedes controlar y lo entiendo.— Dice con el ceño fruncido.

—Si, disculpa porque yo sé que tienes una pelea importante mañana, que necesitas relajarte y descansar. Conmigo aquí no lo estás haciendo.— Lágrimas comienzan a rodar por mi mejilla nuevamente.

ángel [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora