Capitulo cuatro

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Siento como si un tanque de agua fría cae sobre mi y la vergüenza invade todo mi ser. Las palabras de la chica se repiten en mi cabeza y no entiendo por qué un pequeño dolor se instala en la boca de mi estómago, quizás es la incomodidad del momento.

Las manos de la chica siguen tocando a Harry y es algo molesto de ver.

—Yo mejor los dejo solos y me voy a duchar, si, eso. — Digo apartando mi mirada y tomando la primera toalla que veo en mi camino.

—Louis, te acabas de duchar. — Escucho la voz de Harry algo confundida, pero no quiero voltear para confirmar su confusión.

—Me gusta bañarme dos veces.— Es lo único que se me ocurre decir para escapar de la desagradable situación.

Sólo espero que a el sinvergüenza de Barry no se le ocurra hacer cosas con esa chica mientras estoy aquí,  si literalmente me obligó a dormir aquí lo menos que puede hacer es respetar. Y no es que me enoje que tenga relaciones con esa chica, para nada. Pero tiene que respetarme ¿no?

Pasan los minutos y sigo escuchando murmullos en la habitación aunque no logro distinguir lo que dicen. Para pasar el tiempo abro el grifo de agua y comienzo a mojar mi cabello, se supone que yo iba a tomar otra ducha.

Seco las gotas de agua que cayeron en mi pijama cuando por fin escucho la puerta cerrarse.

Unos suaves golpes en la puerta resuenan por el baño y por instinto cierro mis ojos.

—Niño, ya puedes salir.— Escucho su voz a través de la puerta.

Espero algunos minutos para finalmente abrir la puerta, camino rápidamente hacia el sofá con la intención de dormir lo más pronto posible.

—No, tu duermes en la cama.— Dice Harry mientras destapa una botella de agua y la toma lentamente.

Asiento sin querer discutir con el casi rizado e inmediatamente me lanzo en la cama abrazando una almohada como de costumbre y cubriendo mi cuerpo hasta el cuello.

De igual manera escucho como el rizado se acuesta en el sofá y suspira un par de veces, no puedo evitar pensar en lo que había sucedido minutos atrás.

—¿En serio vamos a volver a lo mismo?— Su voz me saca de mis pensamientos. —¿No me hablarás más? —

Cubro mi cuerpo ahora hasta mi cabeza, ignorando sus palabras.

—Te juro que no hicimos nada, ella es sólo mi masajista.—

Su aclaración me sorprende y no la entiendo, en todo caso es su vida y puede hacer y tener una relación con quien quiera.

—No me importa, no es mi asunto. Tengo sueño, ¿me dejas dormir?— Digo, porque es verdad. Es su vida, no me importa en lo absoluto. Ni un poquito.

—Buenas noches, Ángel.—

Apenas escucho su voz porque comienzo a caer en un profundo sueño.

Cuando despierto en la mañana la habitación se encuentra sola, me imagino que salió a hacer los pendientes que tenía con Mark. Y ahora que lo pienso, yo estoy en otro país con mi papá -al que apenas le puedo hablar- y con un desconocido, haciendo no se qué. Porque hasta el momento nadie me ha dicho que hacemos aquí.

¿Y si me quieren vender?

Saco estos locos pensamientos de mi cabeza y salgo de la cama para ir al baño. Luego de una larga ducha y mi rutina diaria en el baño, me visto con un par de bermudas, franela y unos tenis, el clima no es tan frio como cuando llegamos. Sin embargo dejo el abrigo de Harry en mi maleta por si luego lo necesito.

ángel [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora