EXTRA I

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HARRY.

La presión en mi pecho se hace insoportable, golpear el saco frente a mi es la única manera de desahogar mi frustración sin cometer una locura. Rabia, coraje, enojo, todas sensaciones negativas. Las ganas de golpear el saco no desaparecen por más que pasan los minutos los cuales se convierten en horas quizás.

—Vale Harry, ya. — Escucho la voz de Damon a mis espaldas. Ignoro sus palabras. Uno. Dos. Uno. Dos. —¡Basta!— Me grita, mientras sostiene el saco, evitando que mis puños entren en contacto con el objeto.

Maldición.

Con la frustración latente en mis venas, lo miro directamente a los ojos. Luce molesto, y eso nunca es bueno.

Damon es el dueño de este gimnasio, dónde suelo entrenar para pelear clandestinamente. Es un hombre ambicioso, interesado y despiadado, no le importa matar a alguien a golpes si estorba en su camino, o lanzarlo al ring en una pelea por unos cuántos dólares.

Me lo hizo una vez, siempre he tenido un talento algo peculiar en el boxeo, precisión y rapidez son mis principales habilidades. Cuándo llegué al gimnasio quiénes llevaban meses y años practicando, pensaban que como era nuevo me ganarían fácilmente. Para humillarme y presumir de sus peleadores, Damon organizó un torneo interno, dónde quince de sus hombres perdieron dejando como único vencedor al Tigre Styles. Así me apodaron desde ese día, y nunca me molestó para ser sincero. Tanta fue la molestia de Damon que no pasó más de unos cuántos días cuándo me llevó a una pelea clandestina a pelear con hombres experimentados, gané buena pasta ese día.

—Deja de joder, Damon.— Mis palabras salen cargadas de odio.

—Llevas casi dos horas golpeando el saco, Harry. — Responde con obviedad, mirándome confundido.

—¿Y?—

—¿Y? ¿Es todo lo que tienes para decir?— Pregunta. Sus ojos no me generan confianza, nunca lo ha hecho.  —¿Qué está pasando contigo, muchacho? Cuéntame. —

—¡Deja de querer actuar como mi jodido padre! Cómo si de verdad te importase lo que pasa conmigo. —Le grito, comenzando a sacar mis guantes. —Lo único que quieres es que no me joda un brazo para la pelea de mañana. ¡Tranquilo, tendrás tu puta pelea perfecta, como siempre! Jefe.

Camino hacia los vestidores los cuales se encuentran vacíos, por supuesto. A estas horas el gimnasio debería estar cerrado. Guardo los guantes en mi taquilla, marcada con el número 24. No tengo ánimo de usar las duchas y bañarme aquí, así que opto por cambiar mi ropa, jeans ajustados y un buzo gigante, incluso para mí. Al salir nisiquiera intento buscar a Damon con la mirada, sé que se encuentra sentado en el ring. 

—Nos vemos mañana, Harry.—

No respondo. Que se joda.

Son un poco más de las díez de la noche, el bus que me deja en mi casa pasó hace algunos minutos y caminando me tomará una media hora. Eso es bueno, o por lo menos, para mí lo es.

Mientras más pueda postergar el momento, mejor. El problema, es que al parecer lo he postergado, demasiado.

La situación es esta; mi madre, Anne, tiene una especie de novio hace un par de meses y al parecer el hombre quiere formalizar la relación. Mi problema principal no es que Anne tenga pareja, ella puede hacer con su vida lo que quiera, incluso, la noche que me dejó dinero para ordenar pizza porque ella iba a cenar con un amigo, me alegré, finalmente después de tantos años se estaba dando la oportunidad de conocer a alguien, de ser feliz.

Mi problema comenzó desde el día en que lo conocí. El hombre en cuestión es desagradable, no miento cuando digo que provoca darle una paliza apenas abre la boca. No entiendo cómo Anne no se da cuenta de lo jodido que está el tipo.

ángel [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora