Capítulo 5

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Capítulo 5

SECRETOS, SECRETOS Y MÁS SECRETOS

Luci respiró y se alejó de la puerta. Apenas habían llegado al Instituto y no quería tener más problemas en los que pensar. El porqué Ana Sky tenía la esencia de la muerte, no era un problema de gran importancia en ese momento, y no lo sería hasta que supusiera una gran amenaza para ella o hasta que ese conocimiento le diera alguna ventaja necesaria.

No, no era ese el momento de concentrarse en cosas menores. Tenía varias cosas en la cabeza mucho más importantes, pero primero, necesitaba establecerse.

Caminó unos pasos, alejándose más de la puerta y se concentró en el lugar en el cual estaba, su nueva habitación. 

El suelo de la habitación estaba hecho completamente de madera clara. Lo primero que vio fue un pequeño salón que contaba con una mesa de estilo Luis XV, que tenía un jarrón con flores encima. Este no tenía ventanas y junto a la puerta principal había una lámpara de pie. En el lugar donde debía estar la pared paralela a la de la puerta principal, había un gran hueco que permitía el paso y la vista al resto de la habitación. El final del suelo de aquella pequeña parte, estaba marcado por un grueso escalón que descendía hacia la siguiente parte de la habitación. Aquella era más grande que la anterior. Del lado derecho había una cama matrimonial de aspecto elegante, del lado izquierdo había una mesa de cristal, con un pequeño platillo grisáceo que tenía dos tulipanes negros recostados sobre este. Prendida a la pared, había una pequeña lámpara de base marrón y pantalla amarilla. Una alfombra de color beige sobresalía por debajo de la cama. Al igual que la parte anterior, esa terminaba en un escalón que conducía a una tercera parte parecida a la anterior.

En esa, la cama estaba posicionada del lado izquierdo. Las sábanas y frasadas eran de otros colores y tenían otros diseños, pero la alfombra que sobresalía por debajo de esa cama era idéntica a la anterior. En lugar de una mesa de cristal, había una mesa de madera ubicada del lado derecho que tenía un cepillo y un reloj de arena sobre ella. Aquella pared estaba adornada por un espejo redondo, con marco de hierro negro. Una vez más se repetía el patrón y aquella parte de la habitación terminaba en un escalón, que parecía dar a la última parte del lugar. Luci lo bajó y no pudo evitar dirigir su vista hacia la cama. Esta estaba ubicada en el lado derecho, paralela a la primera que había visto y, además, estaba ligeramente inclinada en dirección a la gran ventana. Esta estaba cerrada y no tenía cortinas, pero sabía que eso era algo que fácilmente podría arreglar más tarde. No sobresalía ninguna alfombra de debajo de la cama, sino que en su lugar había una banqueta vintage de color blanco con tachas redondas alrededor.

Luci se volteó rápidamente en el momento en el que oyó un gran estruendo que parecía venir de una habitación ajena a aquella. Se sorprendió al ver que la habitación continuaba, pues en la dirección a la que miraba, había una puerta de madera que estaba entreabierta. Luci se acercó, caminando con cuidado, dispuesta a atacar a cualquiera que estuviera allí y que representara un peligro para ella. Llegó hasta la puerta y oyó un par de voces maldecir en el momento en el cual acercó su oreja a la abertura.

—¡Demonios, Izabelizay! —gritó Dalia, furiosa y algo asustada.

Luci reconoció al instante a sus dos amigas, no solo porque en ese momento entendía la poca probabilidad de que alguien pudiera haber entrado, o por las inconfundibles voces que conocía como la palma de su mano, sino porque el nombre "Izabelizay" era el nombre de nacimiento de Izzy y solo ellas tres —y sus padres— lo conocían. Izzy lo detestaba y odiaba con toda su alma y por esa razón casi siempre las chicas acostumbraban a molestarla con aquel nombre o a gritarlo cuando se enojaban demasiado.

La Hija del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora