Capítulo 17

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(Narra Alexia)

-¡Va a ser genial, Dylan! -entrelacé mis dedos con los suyos.

El me sonrió, mientras caminábamos hacia el colegio de Maia.

-Cuando nos vea se va a alegrar mucho -dijo Dylan.

Llegamos a la puerta principal del colegio, donde los niños salían corriendo a recibir a sus padres, y no pude evitar sonreir.

De repente, vi la cara tan conocida de una pequeña de diez años.
Llevaba la mochila en la espalda, y cuando giré la cabeza vi que un niño estaba discutiendo con ella.
Al parecer estaban gritando.

-¡Te he dicho que yo no te he empujado! -se quejó Maia.

El niño puso los ojos en blanco, y me entraron muchas ganas de defender a Maia.

-¡Ibas detrás de mí, está claro que has sido tu! -dijo el niño, creyéndose superior.

Vi la cara de Dylan, que miraba serio al niño y con aire protector a Maia, típico gesto de hermano mayor.

Maia arrugó la nariz y se tocó el pelo, al igual que hacía Dylan cuando estaba nervioso o enfadado.

-¿Sabes qué? -dijo la pequeña ¡déjame en paz!

Cuando llegamos a donde estaban ellos, Dylan carraspeó, llamando la atención de los dos niños.

Sonreí a Maia, y ella nos miró a los dos sorprendida, sin saber que hacíamos Dylan y yo allí.

El niño bufó.

-Ala, ahí están tus padres. Ya discutiremos esto otro día, Anderson.

<<Ahí están tus padres>> -pensé.
Por muy nerviosa que me pusiese, me encantaba que la gente pensase que Dylan y yo éramos padres.

Volví a a la realidad cuando el niño se fue corriendo, empujando a Maia, y eso hizo que mi odio hacia el aumentara.

Dylan se agachó a la altura de ella, mirándole serio.

-No te acerques más a ese niño ¿me entiendes pequeñaja?

Ella sacudió la cabeza, sonriendo de oreja a oreja.

-¡Dylan! ¡Alexia! -¿qué hacéis aquí? -saltó a nuestros brazos.

De verdad, adoraba a esta niña.

-Tenemos una noticia para ti -dije -¿qué te parecería pasar una noche en casa con nosotros?

Sus ojos brillaron.

-¡Sí! ¡Sí! -dijo saltando de alegría.

Los dos nos reímos, y después de dar una vuelta por el barrio e ir a la antigua casa de Dylan a coger unas cosas de Maia, los tres nos fuimos a nuestro apartamento.

-¡Qué bien! ¡Me quedo con vosotros! -Maia iba dando saltos de alegría, cogida de mi mano. -Puedo dormirme a la hora que quiera.

-De eso nada -dijimos Dylan y yo a la vez riéndonos.

De repente, Maia paró de dar saltos, para mirarnos a Dylan y a mi de forma insegura.

-Nada de pizza rara otra vez, por favor. No quiero acabar enferma -su expresión era graciosa.

-Tranquila enana, ya cocinamos mejor -le dijo Dylan.

***

-¡Vamos Dylan, pásamela! -Maia corría por todo nuestro jardín.

El le seguía por detrás, con la pelota en los pies, sonriendo mientras observaba a su hermana revolotear por ahí.

~Wings Of Love 2~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora