•T e n•

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"... La inmortalidad debe de ayudar a la paciencia..."

Agachó su cabeza, esperando su miedo o que salga corriendo, pero a cambio de eso, olió la curiosidad en ese niño

- ¿Yuichiro? -lo llamo cuando lo vio muy cerca de él

- ¿De verdad eres un vampiro?

- Sí ¿No me creés?

- ¿Y tienes colmillos? -le pregunto con un raro brillo en sus ojos que declaraban emoción

- Sí, como todos

- ¿Me... me los muestras? -pregunto nervioso

- Cla... claro -y con un mínimo esfuerzo, sacó sus colmillos y sd los mostró a su compañero que lo veía ilusionado y curioso

- Asombroso -se acercó aún más a su rostro, sonrojando al rubio

Se sintió tan atraído por esos colmillos

Blancos como el mármol, filosos como el mejor aceró Alemán, largos como los de un tigre. Pero aunque sabía que con esos mismos colmillos lo podrían asesinar cuando quisiera, no sintió miedo, al contrario, estaba fascinado

Necesitaba tocarlos y sacarse la duda de que no eran falsos, aunque en su interior sabía que no era así, sólo quería tocarlos

Acercó uno de sus dedos a la boca del rubio y este se quedó quieto ¿Qué planeaba hacer? ¿No sabía qué podría matarlo si quisiera? Aunque eso no se lo ocurrió ni en broma

Por primera tenía a un chico tan cerca de él y no le molestaba. Necesitaba que lo tocase. Quería y deseaba que acabará con esa distancia

Por fin, luego de dudar, logro alcanzar uno de esos filosos dientes, acariciándolo lenta y levemente, como su fuera un cristal a punto se romperse. Era tan suave y sin embargo podrían asesinar. Pero aunque sabía eso, no le quitaba la belleza de esas perlas con filo

Mikaela se quedó aún más quiero y anonadado, estaba tocando sus colmillos y sin embargo no le molestaba, hasta detestaba que su madre lo haga y con el no. Su toque era tan delicado que le daban ganas de llorar y por encima de todo, lo le tenía, no olfateaba ni una pizca de miedo en todo su ser, sólo curiosidad y sorpresa

Luego de unos minutos, alejó su mano y el rubio sintió un nudo en su garganta, un vacío que le dolía, y tuvo que controlarse para no volver a tomar su mano y que siga con esa caricia

- Increíble -susurro serio, para sonreír con verdadera alegría a los segundos- ¡Eres increíble, Mikaela!

Aún seguía sorprendido por sus caricias, cuando la alegría de ese niño por ser un vampiro lo tomo por sorpresa

Se suponía que todos le tenían y salían huyendo despavoridos y llenos de miedo ¿Por qué el no?

- ¿Increíble? ¿Qué le ves de increíble?

- No lo sé. Eres un vampiro, un ser que pensé que no existía y sin embargo aquí estás, frente a mi y no te temo. Es increíble

- ¿No me tenés?

- Claro que no. Eres tú, como me dijiste, sigues siendo Mikaela y mi amigo -le sonrío enormemente y el corazón del ojizafiro comenzó una loca carrera en su pecho

•Trueblood• [MikaYuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora