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C H A N D L E R
Decir que me sentía totalmente incómodo era poco.
— ¡Admítelo, te gusta ________! ¡Admítelo! ¡Admítelo, Riggs!
Mi mejor amigo, Sam (aunque ahora mismo dudaba de haberle dado ese puesto) se encontraba dando saltitos al rededor de mi habitación, él sostenía su celular mientras yo rodaba los ojos desde la silla de mi escritorio.
— No tengo que admitir nada —volví a gruñir, Sam podía ser algo desesperante algunas veces.
Correción, muchas veces eres desesperante, pero a pesar de eso lo quería demasiado.
— Vamos Chandler, eso ni tú te lo crees, además... ¡Cada vez que digo su nombre te pones rojo! ¡________ ________!
Y sí, justo como él había dicho, mis mejillas se tornaron de color rojo, como si el escuchar su nombre activara algo en mí.
— ¡No es cierto! —traté de negar lo innegable, ocultando mi rostro en mis manos.
Bueno, creo que por fin me descubrieron. Aunque era mi culpa, cada que ________ se acercaba a nosotros, ya sea por trabajo o solo para pasar el rato, yo no podía evitar sonrojarme y tartamudear.
Y, maldición, como me gustaba esa chica. La verdad era que no me daba vergüenza admitir que estaba enamorado de una increíble chica como ________, lo que me molestaba era que, al admitirlo, Sam, y tal vez Grayson también, usaría esa información en mi contra, para molestarme.
— ______, ______, _______, _______, _______ —Sam empezó a cantar, logrando sacarme de mis casillas—. ________ y Chandler sentados bajo un árbol-
— ¡Ya basta! —le corté a Sam, sinceramente su canto ya me estaba hartando—. Cállate, Sam, cantas horrible.
— ¡Admítelo! —Sam insistió una vez más—. Admite que te gusta ________ y estaré calladito por las siguientes cuarenta y ocho horas.
— ¡Está bien! —solté un suspiro con desgano—. Estoy loca, tonta y perdidamente enamorado de ________, ¿feliz?
Yo me giré hacia él y en ese instante me arrepentí de decir todo eso en voz alta.
— Sí, ya terminé de grabar. Ahora mismo se lo envio a _________ y dejaré de hablar.
— ¡TÚ! ¡PEDAZO DE…! ¡DAME ESO!
Sí, iba a hacer un día largo tratando de quitarle el bendito celular a mi queridísimo amigo Sam.
