Capítulo 2

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Toda la semana tuve que andar detrás de mi mamá convenciéndola para que me dejara quedar en casa de Emi el viernes, ella no quería que durmiera allí y la razón porque en la casa solo viven los dos, no pretendía que hubiera malos comentarios o que me llegara a pasar algo malo. Entendía su intranquilidad pero la verdad que no tenía de que preocuparse, allí para mi mala suerte no corría peligro ni porque paseara en ropa interior, Mauro es muy respetuoso. Al final logré persuadirla.

Estaba en pijama con Emilia en su cuarto porque recién terminábamos de ver una serie de televisión que le gusta mucho y para ser sincera a mí también.

—Anny ¿te dijo mi papá a donde va esta noche? —pregunta esperando con ansias una respuesta.

—No, no me dijo nada Emi.

—Nunca sale de noche, —En su cara se refleja tristeza –¿y si no regresa a casa?

Siento mucha tristeza al escucharla, es solo una niña con el temor que también su papá la abandone. Odio tanto a su mamá.

—Tu papá te ama y jamás se iría sin ti. —Sonríe cuando se lo digo y al parecer logro tranquilizarla.

—¿Será que va a salir con una novia? —Ahora soy yo la sorprendida por su pregunta. ¿Qué le digo? Empiezo a recoger las almohadas que tenemos en el piso, necesito tener unos segundos de ventaja para contestarle.

—¿Tu papa tiene novia? —pregunto porque siento curiosidad y porque no sé qué relación tenía con su mamá. Se encoje de hombros despreocupadamente

—No sé, pero una vez una mujer muy guapa lo vino a buscar y mi papá se enojó mucho —Inexplicablemente siento celos al escucharla. —Ella dijo que lo extrañaba mucho y por eso había venido a buscarlo.

—Tal vez era solo una amiga.

Solo encoje los hombros y no responde. Noto que se va preparando para acostarse justo cuando quiero interrogarla más.

—¿Quieres que apague la luz?

—Aun no, mi papi tiene que venir a darme el beso de las buenas noches.

Como si lo hubieran invocado aparece en la habitación, al parecer recién se ha bañado porque tiene el cabello húmedo. Decido salir para darles privacidad.

Bajo a la cocina y me sirvo para beber jugo de naranja que aprovecho para llevarlo a la sala de entretenimiento, allí me quedo un buen rato observando el canal de vídeos musicales.

—Ya me voy Anny —Fijo la mirada en él y me quedo con la boca abierta, está tan guapo vestido de manera informal. A pesar de ser mayor se mantiene muy bien, va al gimnasio y juega tenis lo que le permite tener un buen estado físico. Mi mirada recorre todo su cuerpo desde sus zapatos hasta su cara para fijarme en todos los detalles. Cuando reacciono casi muero de vergüenza al mirado de esa forma, de seguro se ha dado cuenta que estoy hipnotizada viéndolo, siento mi cara arder de lo avergonzada que estoy.

—Claro, está bien, no se preocupe yo cuido a Emilia. —Recupero mi voz justo a tiempo para terminar la frase. Sonríe, luego me dice que me considere como en mi casa.

Al verlo salir me invade cierto malestar al pensar que se ha ido y de seguro con una mujer, es posible que sea la misma que dice Emilia que lo extraña mucho. Lo tendrá para ella toda la noche, no debe de importarme pero me molesta y eso me sorprende a mí misma. En el fondo esperaba que cambiara de opinión y decidiera quedarse en casa. ¡Qué tonta!

Para eliminar esos pensamientos absurdos subo a la habitación de Emilia y veo que está dormida, apago la luz y regreso a la sala para ver si logro eliminar mi malestar. También le doy un vistazo a mis redes sociales, chateo con algunos amigos del colegio, también veo algunos videos pero al rato me aburro, sin darme cuenta para mi alivio me quedo dormida.

Quiero hacerlo... no importa si es mayorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora