Prefacio

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—No entiendo tu interés en trabajar —la madre de Anny siguió desdoblando las sábanas mientras conversaba con su hija.

Le molestaba que insistiera en trabajar; era aún menor de edad, no tenía necesidad de hacerlo y su atractivo era evidente para cualquier hombre. Podría despertar el deseo de alguno y correr peligro. Eso le preocupaba en demasía.

Su hija estaba en una edad que debía cuidarla mucho pero era necia, había nacido con deseos de trabajar desde temprana edad. Aun recordaba que cuando apenas tenía ocho años empezó a hacer pulseras para vender a compañeros y maestros. Le gustaba ganar su propio dinero.

—Me gusta hacerlo mamá, don Manuel me ha ofrecido que después de clases vaya a trabajar a su tienda.

Anny esperaba que su mamá la diera autorización, don Manuel le había ofrecido ser su ayudante siempre y cuando contara con la aprobación de su mamá.

—No podría estar trabajando sin saber dónde estás.

—Por favor mamá —Anny balanceaba sus pies en el filo de la cama mientras esperaba que su suplica trajera alguna respuesta favorable —no puedo quedarme en casa sin hacer nada.

—No sé, tendría que pensarlo.

Lo primero que haría mañana es ir a hablar con don Manuel para preguntar en que consistía el trabajo y el horario, de acuerdo a eso le aprobaría.

—Mamá deberías dejarme, eso me ayuda a ser responsable. No voy casi a fiestas, soy buena estudiante y me sobrellevo bien.

—A veces pienso que desearía que fueras como las otras adolescentes; deberías de estar pensar en salidas con amigas, comprar, pasear por allí o hasta en tener un novio.

Anny le molestaba que le dijera que no hace cosas de adolescentes, prefería dormir, leer, escuchar música o ver televisión que andar por allí con amigos. Y de novios ni hablar, no le gustaba nadie y con sus dos cortas relaciones no le había ido tan bien que digamos. De seguro si fuera una de esas adolescentes atolondradas quisiera que fuera reservada.

—Quiero trabajar —le repitió.

Susana estaba a punto de darse por vencida cuando recordó algo.

—Un compañero de trabajo quiere que alguien cuide a su hija de ocho años en las tardes.

Aunque Mauro vivía solo el que no estuviera presente en la casa mientras Anny trabajara era beneficioso y no representaba ningún peligro. Estaría segura en casa de su compañero.

— ¿De veras? —Se emocionó — ¿Harías eso por mí?, pero como me contacto con él.

—Tranquilízate, le voy a decir que quieres trabajar, si acepta yo te llamo para que vayas al trabajo y hables con él.

—Te amo mamá —la tumbó a la cama y la llenó de besos.

—Ahora hay que esperar que él acepte.

—Yo sé que lo hará, lo presiento.



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Con cariño Gisselle

Con cariño Gisselle

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Quiero hacerlo... no importa si es mayorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora