Quiero hacerlo... no importa si es mayor

Capítulo 9

Los mensajes de disculpas y llamadas no son suficientes para dejar de sentirme traicionada y no sé siquiera la razón de tal sentimiento.

Sé que teníamos una relación con él pero nunca la formalizamos. Sé que quiero tener mi primera vez con él pero nunca fue posible. También sé que por mi propio bien tengo que irme acostumbrando a su dolorosa ausencia.

Los días siguen pasando y aún no logro acostumbrarme a su ausencia, lo extraño mucho, extraño todo de él. De vez en cuando me llama pero no es lo mismo. Me hace falta sus manos acariciando a mi cuerpo y sus besos devorando mi boca.

Si no es amor verdadero —según me indicó Mónica —en cualquier momento dejaré de sentirme así. Me pasaría de la noche a la mañana el enamoramiento y volvería a ser la misma de antes.

Mónica apostaba a que mis ganas de extrañarlo tanto era porque había experimentado más de lo que nunca lo había hecho y que me iba a pasar hasta que mis hormonas alterada de adolescente volvieran a su curso.

Pues no sabía cuánto tiempo necesitarían mis hormonas acomodarse en su sitio porque seguía sintiéndome igual aunque hubiese pasado dos meses de su ausencia. Sus mensajes y llamadas me hacían más daño, siempre terminaba llorando al final de ellos.

Al fin culminan mis exámenes para finalizar el año escolar, soy libre. Mientras espero el autobús que me lleva a casa la música invade mis oídos a través de los audífonos de mi celular.

Desde la ausencia de Mauro y Emilia las tardes se tornan largas, solo me quedo en casa sin hacer nada. Los extraño tanto.

Mi mirada se va hacia un auto estacionado muy parecido al de él pero no hago caso, es imposible que sea. Lo descarto de mi mente llegando a la conclusión que es mi imaginación que me quiere hacer una jugada. Pero al bajar el vidrio lo veo a él. Me incorporo pensando que es una alucinación pero sigue allí. Definitivamente es él, corro a la dirección del vehículo. Me subo inmediatamente.

—Mi amor —digo sin pensar que es la primera vez que uso esa palabra con él. Me lanzo a sus brazos a abrazarlo sin poder evitar lo beso.

—Yo también te extrañé bebé —me toma de las mejillas y vuelve a besarme pero haciendo de nuestro beso despacioso, a mi cuerpo vuelve la calma que tanto he necesitado. Lo amo no tengo dudas.

—Estas aquí regresaste —digo emocionada. En ese momento la expresión de su rostro cambia y confiesa que no va a regresar.

Solo ha venido para poner la casa en venta, su mamá necesita un cuidado especial y como único hijo aquí en el país tiene que hacerse cargo.

Me cuenta que Emi ya se acostumbró a su nueva escuela y que me extraña. La lágrimas hacen acto de presencia en mí al conocer que ya no los volveré a ver provocando que la angustia vuelva a mi cuerpo.

—No llores bebé —suplica mientras seca mis lágrimas y me da pequeños besos. Todo dentro de mí se rompe.

— ¿Cuándo te vas? —logro preguntarle.

—Es posible que hoy me regrese, no puedo dejar ni a Emi ni a mi mamá sola por mucho tiempo. Pedí permiso para realizar el trámite y vine a darme una vuelta para ver si te encontraba.

Me acerco para besarlo lentamente no me importa si estamos frente al colegio o si me ve todo el mundo. Al parecer a él tampoco le importa porque corresponde gustoso a mi beso.

—Hoy es nuestra última oportunidad Mauro —vuelvo a besarlo, quiero que sepa que lo he extrañado tanto.

—No me pidas eso Anny, es posible que no nos volvamos a ver o por lo menos en un buen tiempo. No quiero que tu primera vez sea así.

—No me importa, quiero arriesgarme —hablo para sonar segura. Deseo tener ese recuerdo grabado para mí. Si no lo vuelvo a ver por lo menos me contentaré con eso.

—No te quiero lastimar bebé, me importas mucho.

—No hagas que te ruegue Mauro, estoy decidida. —Me mira fijamente como debatiéndose entre aceptar o no

—Está bien vamos a la casa.

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Gisselita