Capítulo 4

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Todas las tardes se habían convertido en una costumbre desde el primer beso. Cuando teníamos oportunidad nos besábamos, también era cierto que me ponía nerviosa sentía temor porque no sabía si volvería a besarme y cuando no lo hacía me molestaba. Esto empezaba a preocuparme, no solo eran sus besos sospechaba que empezaba a interesarme mucho por él.

Dejo a Emi leyendo y recojo unos platos que están sucios para lavarlos antes de irme. Estoy terminando de secar el último cuando siento que de la cintura me toman elevándome por los aires para ponerme en el mesón. Lo miro asombrada y al mismo tiempo ansiosa cuando lo reconozco —noto que recién va llegando del trabajo —le doy paso abriendo mis piernas y lo acerco a mí. Nuestras bocas se unen desesperadas y esta vez le correspondo enseguida sin perder tiempo. Lo había extrañado mucho.

Una de sus manos se aferra a mi cadera mientras que la otra sube y baja por mi espalda, coloco mis piernas alrededor de su cintura para sentirlo más cerca. Sus besos y caricias ya forman parte de mi diario vivir, siempre anhelo que llegara cada tarde para disfrutar de él. Sin poder contenerme gimo al sentir su lengua adentrando con fuerza en mí. Hace más fuerte su agarre presionándome a él haciéndome sentir su caliente cuerpo y su apresurada respiración. Lo quiero, de eso ya estoy segura.

Poco a poco va deteniendo el beso, mis labios me hormiguean y de seguro están rojos e hinchados como los tiene Mauro en este momento, sonríe y vuelve a besarme, nuevamente le correspondo, nuestras leguas se unen buscando cada lugar recóndito de nuestras bocas, siento que me derrito en sus brazos, es una nueva experiencia para mí y me gusta tanto que no quiero que pase nunca.

—Veámonos mañana a la salida del colegio —le digo mientras me da un beso corto al mismo tiempo que me baja del mesón.

—No sé si pueda Anny —me decepciono enseguida al escucharlo, quiero que nos veamos también fuera de la casa y así pasar más tiempo con él.

—Solo será un rato lo prometo. Yo también tengo que llegar temprano a casa —lo miro mientras sonrío, esperando que acepte. —Recuerda que trabajo con un jefe insoportable y tengo que estar temprano en su casa.—Niega con la cabeza sonriendo ante mi ocurrencia.

—Si puedo te aviso ¿sí? —vuelve a darme un beso corto en los labios.

—Estaré esperando tu mensaje o llamada.


Ya en cama no podía dormir, di muchas vueltas en mi cama. Esperaba que decidiera irme a ver al colegio, sentía que si hacía eso pasaríamos a otro nivel en nuestra relación.

Desde luego quería que me volviera a besar y a tocar tal como lo había hecho pero anhelaba que me tocara más. Sí, mucho más, sentía una necesidad que la única manera de aplacarla era estar con él de eso estaba segura.


—Te espero el viernes —me dice Jorge mientras se despide con un beso en la mejilla a la salida del colegio.

—Recuerda que tengo que pedirle permiso a mi mamá —le digo para justificarme pero lo cierto es que es solo una excusa, no quiero ir a su fiesta. Estoy segura que tiene otras intensiones conmigo, y yo no estoy disponible. Veo como se aleja sonriendo guiñándome el ojo, me pongo los audífonos y miro ambos lados para cruzar la calle, pero al mismo tiempo veo un carro conocido estacionado. Como si mi corazón lo reconociera veo a Mauro mientras baja el vidrio. Voy acercándome a él y mis piernas tiemblan de la emoción al verlo aquí.

—Hola —Saludo al acercarme del lado de su puerta. —Llegaste

—Sí, ven sube ya —doy la vuelta al carro enseguida para llegar al asiento, me coloco a su lado situando la mochila en mis piernas y él enseguida da marcha al carro. De soslayo veo como me mira y desvío mi mirada hacia él.

Quiero hacerlo... no importa si es mayorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora