—Hola —Saludo al ver que Mauro me abre la puerta para recibirme.
—Hola Anny —Se inclina y me da un corto beso en los labios logrando sorprenderme. No puedo estar más feliz, ahora sí siento que nuestra relación empieza a funcionar.
—¿Cómo sigue Emilia? —pregunto una vez que entro a la casa.
—Está en su habitación guardando reposo como dijo el doctor —Noto que está recién bañado al parecer no fue en la mañana a trabajar.
—Voy a saludarla entonces —Intento irme hacia las escaleras que me llevan a su habitación cuando percibo su mano deteniéndome.
—Espera —noto que está un poco incómodo. —Está en la habitación con su abuela. —No necesito más explicación para saber que está con su ex suegra, eso me hace nuevamente sentir desplazada porque a mí me corresponde estar con ella.
—Si quieres me voy —digo a penas me dice eso pero para mi mala suerte mi voz sale molesta.
—No Anny, no quiero que te vayas. Solo te digo para informarte, ésta también es tu casa. —Todo el malestar se desvanece al escuchar su última declaración. No puedo creer lo que me ha dicho. No pierdo tiempo y me acerco a besarlo sosteniéndome de su cuello para saborearlo mejor.
Nos separamos en seguida cuando escuchamos el sonido de unos tacones en el piso. No sé qué cara tenemos o cómo estamos que aquella señora nos mira sospechosamente. Retrocedo un paso arrepintiéndome en el instante ya que eso da a entender que hemos estado muy cerca. Mauro tose para aclararse la garganta.
—Virginia te presento a Anny, la chica que cuida a Emilia en las tardes —me mira de arriba abajo sin disimulo. Mis rodillas chocan al mover mis piernas de nerviosismo. Mauro me mira al nota mi incomodidad.
—Mucho gusto señora —le digo sintiéndome intimidada por su apariencia. Es una mujer mayor pero aún conserva su belleza de juventud con una mirada altanera.
—Igual para mí, es un gusto —pero su forma de mirarme no demuestra que está a gusto es como si le molestara mi presencia.
—Mauro le toca el remedio a la nena solo que no se cual es —le hace saber mientras da la vuelta para subir las escaleras nuevamente. Nos miramos con él al mismo tiempo que la seguimos.
—Hola Emi ¿Cómo estás? —me acerco a darle un beso en su frente notando que está un poco pálida pero se ve que está en mejor estado. Me siento a un lado de la cama pero me fijo en la mirada despectiva de Virginia. Enseguida me levanto.
—Anny que gusto que estés aquí. Ya me siento mejor. —sonríe
—Princesa abre la boca te toca el medicamento —Emi se queja pero noto que es solo de engreimiento para que su papá la consienta. Toma su medicina enseguida. —Muy bien mi amor con esto te sentirás mucho mejor.
—Voy a ir al trabajo porque necesitan que firme unos documentos —nos informa —Anny aquí te voy a dejar indicado los que tiene que tomar y a qué hora —asiento enseguida y me voy acercando a él para recibir las indicaciones.
—No es necesario —escucho su voz envenenada dirigiéndose a nosotros —no veo porqué la niña —me señala —tiene que quedarse si yo voy a hacerlo. —Mauro me mira sin saber que decir.
—Está bien yo me voy —digo disimulando mi malestar. —Es verdad no es necesaria mi presencia.
—Anny puedes quedarte si lo deseas
—Me voy, la señora tiene razón es suficiente con sus cuidados. —enseguida voy a darle un beso de despedida a Emi. —Descansa mi amor —le digo a Emi — Hasta otro día señora —me despido y salgo de la habitación enseguida.
—Anny espera —me alcanza cuando tengo mi mano para girar la perilla y salir. —Lo siento no quise que pasaras un mal momento ella, es un poco especial.
—No te preocupes —lo tranquilizo. Miro hacia las escaleras para ver si no viene la bruja en su escoba y acaricio su mejilla.
—Te quiero Anny —no puedo evitar sonreír ante sus palabras.
—Yo más —me acerco para besarlo aunque es un beso corto y apresurado sigue causando el mismo efecto en mí. —Nos vemos mañana —vuelvo a darle un corto beso y abro la puerta para irme.
Mi malestar es evidente durante toda la semana que la bruja, perdón la señora Virginia se instala en la casa de Mauro con el pretexto de cuidar a Emilia. Por tal motivo ni siquiera puedo ver a Mauro toda la bendita semana, me conformo solo con llamadas y mensajes porque tampoco puede irme a buscar al colegio ya que tiene trabajo acumulado.
Pero a los pocos días mi malestar termina cuando Mauro me dice que al siguiente día puedo ir a trabajar. Sonrío ante la alegría que invade a mi corazón y cuerpo. Mañana lo veré al fin.
Al día siguiente todas mis ilusiones se vienen abajo cuando me llama diciendo que su mamá ha sufrido un accidente y que tiene que ir a cuidarla. Ella no tiene a nadie más y lo confirmo cuando mi mamá me comunica que ya no podría trabajar con Mauro porque había hecho un cambio de trabajo a otra ciudad.
Solo recibo un ramo de margaritas que llegan a mi casa sin firma solo con un mensaje:
Todos saben que las margaritas simbolizan inocencia y pureza. Por medio de ellas quiero mostrarte mi amor leal que te lo has robado con tu alegría. Sin duda las margaritas al igual que tú son las más bellas del mundo
Te amo
En ese momento que siento por segunda vez lo que es perder a alguien tan amado. No sé si mi mamá se sintió igual cuando mi padre la abandonó para luego pedirle el divorcio, pero es horrible el sentimiento de tristeza que invade a mi enamorado y abandonado corazón.
Gracias por leer, votar y comentar.
Gisselita
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Quiero hacerlo... no importa si es mayor
Teen FictionLIBRO 1 Trilogía "Querer" Anny es una adolescente de 17 años que vive con su madre, su vida es normal como cualquier joven. De repente se ve envuelta en un romance platónico con Mauro, quien es 26 años mayor que ella llevándola a sentir emociones oc...