Yo era un niño de 8 años, cuando comencé a sentir la necesidad de escribir esto, y aunque todo pareciera ir mal, mi infancia no fue del todo mala, pues jugaba diariamente con mis amigos cada que salíamos del colegio, siempre jugábamos tan felizmente hasta el día en que nos prohibieron, todo por mi culpa.
Era un día pesado para alguien como yo, era el día del padre, veía a las familias enteras de mis amigos, y me resultaba insoportable sentir varios ojos sobre mi, juzgandome todos sin la necesidad de hablarme, no hacía más que quedarme sentado sólo en el jardín, esperando a que se desocuparan de la festividad, abrazos y besos por montón, parecían felices, pero pensar en eso me deprimía, así que era mejor ignorarlo todo.
Ese día no era especial para mi, pero no porque no tuviera padre me hacía diferente, y me daba completamente igual, estaba listo para el juego diario, me adelanté con un amigo, y esperamos a los demás, después de 5 minutos llegaron los demás, y el juego comenzó.
Un juego muy agresivo, pues a amigos les gustaba jugar con las piedras, vaya nuestra locura por la diversión, siempre competíamos entre quien las lanzaba mas lejos, ese día me retaron a lanzar una piedra con el charpe de Charlie, un buen amigo, que se decía a sí mismo que era el mejor en la puntería, no nos preocupabamos por nuestra seguridad, así que no importaba si alguien salía herido, que no había pasado hasta el momento.
Ese mismo día, a alguien se le ocurrió invitar a Eddie, un niño al que no me agradaba, una forma de ser muy conservadora, una actitud pesimista y hablando de temas que no debería, ese era el, y aunque nunca había hablado con el, me daba una mala impresión.
-Hola, Tony.
-Hola.
-¿Te puedo preguntar algo?
-Si.
-¿Porque tu papá no fue hoy a la escuela?- Los murmullos comenzaron, era de esperar, pero no dije nada.
-Qué, ¿No lo sabes?-Respondió Charlie.
-Saber que.
-El padre de Tony está de viaje.
-Tanto tiempo, ¿seguro?, porque para mi que no tienes papá- Esas palabras me llegaron muy dentro, y no era sencillo enfrentarlo, pero en parte tenía razón, lleno de coraje estaba dispuesto a una pelea, pero quería mantener la calma.
-No es como tu crees.
-Tu no tienes padre, hahaha que tonto.
-¡Oye!
-Será mejor que te calmes- Mi amigo Rick me defendió, pero de poco sirvió.
-Lo siento pero es la verdad.
Lleno de rabia tomé una piedra y se la arrojé, mi brazo llevaba tanta velocidad, lo suficiente para hacer llorar de dolor a ese niño.
Lamentablemente no salió como lo esperaba, pues mi proyectil no fue a dar en donde yo esperaba, sino que terminó por romper el vidrio de la ventana de la señora Hernández, pero la discusión estaba en la pelea, ya daba completamente igual, mi satisfacción fue grande al ver que tal niño se encogió de miedo, y se fue corriendo, acto seguido de lo que hice, la señora de la casa no tardó en salir, y su mirada fijada en mi me parecía que algo malo estaba por pasar.
Mi corazón no paraba de palpitar, esas punzantes vibraciones intensas dentro de mi eran perturbadoras, cerré la puerta, y mi madre salió de la cocina.
-¡Hijo, porque tanta prisa!
-No es nada, mis amigos y yo jugamos carreras, estoy cansado.
-Llegas temprano, pero mírate, estás pálido.
-Es que... - Su silueta apareció en la ventana de mi casa, me puse nervioso y quería evitarlo, pero era imposible, y mi mamá, no se que reacción tendría ante la situación.
No fue una gran idea, después de todo éramos vecinos y a ella no le resultó difícil ir a mi casa.
Se escuchó el llamado a la puerta y mi madre corrió a abrir.
-Buenas tardes, Señora Hernández, dígame , ¿En qué le puedo servir?
-Acaso no se lo contó su hijo, me acaba de romper una ventana-dijo de una forma tan fría que pareciera como si ella fuese a destruirme.
-¿Está usted segura de que fue él?
-Pero claro que fue él, yo me encontraba tejiendo y claramente vi como su hijo le arrojó la piedra.
-Bueno, pero no pasó a mayores.
-¿Y que si me hubiese pegado a mi?
-Perdóneme usted, es sólo un niño, y acepte mis disculpas también, enseguida le pago.
-¡No!, el vidrio, lo pagaré yo misma, ya he tenido suficientes problemas, como para meterme en camisa de once varas, y tiene ustéd razón, el niño no tiene la culpa, es su padre quien le heredó ese carácter tan mediocre- sus palabras fueron duras, y sin decir mas se marchó.
-Mamá, ¿Porqué no le dijiste la verdad?, mi padre era un gran científico que murió intoxicado por accidente.
-No hijo, a personas de ese tipo no hace falta darles explicaciones.
-Tienes razón.
-Lo que pasa es que esa mujer, nunca aprendió a cerrar la boca.
-Pero yo aún me gustaría conocer a mi padre, en una foto o algún recuerdo de él.
-Ay hijo, sería mejor que nos sentemos a comer, la comida esta lista, vamos antes de que se enfríe.
-Si, yo también tengo hambre.
-Y que tal te fue hoy.
-Bien, hoy fue un día común.
-Y a ti, ¿que tal te fue en el trabajo?
-Hoy fue un día maravilloso.
La conversación de madre e hijo era confortable, y me hizo olvidar el peso que tenía, algo ocultaba porque claramente no quería hablar del tema, y sinceramente yo tampoco, pero la curiosidad me invadía, quería saber más, pero lo mejor era que me olvidara de él.
Al día siguiente me encontraba en el colegio, todos olvidamos lo que pasó con el incidente del día anterior, y resultaba complicado que Eddie y yo llegáramos a una reconciliación, esa misma tarde mi madre me llevó al cine, pero no precisamente para que me divirtiera, estaba esperando una respuesta a mi pregunta, y ella sabía que no dejaba de pensar en ello, fue para hacer que olvidara y no volviera a cuestionar el pasado.
Y tal como lo quería al cuarto día lo olvidé, era jueves y era de costumbre que mis amigos y yo fuéramos por un helado al parque, y en un momento caluroso quien se puede resistir, el tiempo pasó más rápido de lo normal, no quedaba tiempo para jugar, sin embargo sentí como si alguien me estuviera vigilando, sentía ojos sobre mi y me resultaba incómodo pensar en que me secuestrarían, le pedí a Rick que me acompañara, él y yo vivíamos el uno al lado del otro, no le dije lo del coche, o se hubiera alterado.
En fin, los dos llegamos al vecindario, nunca me di cuenta cuando el auto dejó de seguirnos, y en lo personal, sabía que algo tenía que ver con la familia.
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El Hombre errante
Romance¿Que el amor a primera vista no existe?, solo alguien que no se ha enamorado así, es el único capaz de negar este sentimiento.Y cuando te atreves a creer, muchas cosas cambian en tu vida. Un hombre viajero, va en busca de un amor sin que se de cuent...