Capítulo 5

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Emilia y Valerie, su agente, se encontraban sentadas en el jardín del gran condominio Foster bebiendo té y discutiendo los planes para la próxima exposición de arte de Emilia. Puede que lo más rescatable de su matrimonio, sea la atención que la prensa puso en ella y la publicidad que surgió de esta, haciendo ver a Emilia Foster Lowell como una de las mejores visionarias de las artes plásticas.

            —La música, tiene que ser actual; necesitamos algo de estilo retro e intelectual; es lo de hoy y lo sabes. —mencionó Emilia.

Valerie sonrió tomando nota.

            —Me encargaré de eso en cuanto salga por tu puerta. Una cosa más, ¿Qué tipo de ropa se usará? —preguntó.

            —Algo que resalte un estilo elegante, pero sin exagerar, obviamente.

            —Anotado. —aseguró Valerie.

Emilia bebió de su té.

Valerie observó a su jefa y sin poder aguantarse dijo:

            —Emilia, perdóname si resulto impertinente, pero tu agente y amiga, quiero preguntarte... ¿Cómo es que puedes vivir con un hombre que no te ama? Y lo peor, que te engaña.

Los ojos de Emilia se abrieron de golpe y casi deja caer la taza de café por sus manos temblorosas. No sabía que era lo que más le sorprendía, que la farsa de su matrimonio haya sido revelada o que ella haya descubierto que Malcom la engañaba.

            — ¿Pe-perdón? —balbuceó ella.

Valerie perdió el color en la cara.

            — ¡Dios mío! Lo siento, si es que te incomodé...

            —No, no, —se apresuró a contradecir Emilia— ¿A qué te refieres exactamente con que estoy siendo engañada por mi esposo?

Aquello no calmó a Valerie.

            —Prefiero... prefiero no meterme, Emilia...

            —Es una orden. —casi gruñó desesperada ella.

Valerie se mordió el labio inferior y sacándose sus anteojos observó a Emilia con cierta lástima.

            —Una mujer apareció ayer exigiendo verte, le dije que no te encontrabas y ella, desesperada, empezó a exigir la dirección de tu casa y... yo, no supe que decirle. En medio de tanto alboroto, ofrecí darle tu número, porque ella se veía desesperada, creí que era una emergencia. Así que, apunté tú número en un papel, pero antes de dárselo, le pedí que me dijera el motivo del porqué te necesitaba con urgencia... y... mencionó que ella era la amante de Malcom y estaba cansada de serlo, después de eso, tomó la tarjetilla con tu número de mis manos y se fue.

Emilia había escuchado con atención cada palabra y tras unos minutos de mirar fijamente a Valerie, se puso, a duras penas, de pie.

            —Bueno, eso es todo, Valerie. Gracias y confío en que harás un buen trabajo. —susurró.

Valerie se puso de pie y miró a Emilia con preocupación.

            —Emilia, ¿Estás...?

            —Perfecta. —le cortó ella— Puedes irte. Los detalles finales, te los paso por correo. Gracias.

Valerie tomó sus cosas y tras darle una última mirada de lástima a su jefa, se fue del condominio Foster, dejando a una Emilia desolada y sola.

Emilia caminó por su enorme sala, se abrazó a sí misma y dejó que su mirada viajara por la inmensidad de su casa. No se había fijado cuando grande era hasta ese día y no le gustó para nada notarlo. Fue entonces, cuando sus ojos miel se toparon con una fotografía de ella y Malcom, en un almuerzo familiar, mirándose, abrazados, parecían tan enamorados... pero como bien dicen, las apariencias engañan.

Perfecta para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora