DOS

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Un par de horas más tarde ya estaba en casa de Taehyung terminando de arreglar mi cabello mientras él seguía luchando con una camisa anaranjada con estampados extraños.

-¿Para qué insistes? ¡Eso no te queda! -reí a través del espejo al verlo caer boca arriba sobre la cama- busca otra.

-N... ¡No! -respondió removiéndose sobre el colchón y sacando al fin la cabeza por el cuello de la camisa- a Hobi le gusta el rojo, creo, y esto es lo más cercano que tengo de ese color -terminó reincorporándose y tirando de la orilla de la misma para acomodarla.

-Ok, pero... -voltee hacía él conteniendo la risa- te la pusiste al revés.

-¡¿Qué? -se miró asimismo con sorpresa- ¡no! ¿Por qué? -de nuevo intentó subirla y como lo esperaba, terminó atorándose dejando a mi vista su torso delgado; comenzó a mover los brazos tratando de zafarse.

-¿Necesitas ayuda? -me acerqué levantando las manos para evitar que me soltará un golpe en la cara por la forma en que movía desesperadamente las manos.

-Si -se detuvo moviéndose hacia a mí pero aun con las manos en el cielo- por favor Jiminnie.

-Solo, quédate quieto -zafé sus brazos primero y para liberar su cabeza tuve que hacerlo inclinar ya que era más alto que yo- pero a todo esto... ¿Cómo supiste que a Hoseok le gusta el rojo?

-Yo emm -se sonrojó volteando hacia todos lados una vez que ya se había librado de la prenda- lo escuché por ahí.

-Claro -reí acusándolo con la mirada- ¿no será que te enteraste mientras lo espiabas?

-¿Espiar? ¿Quién? ¿Cuándo? -habló nervioso y dio pasos hacia atrás mientras me le acercaba para incomodarlo- no sé de qué me hablas.

-Vamos Tae, dime la verdad o te haré hablar -levanté las manos hacia él moviendo los dedos mientras se protegía con la camisa- ¿tendré que hacerte cosquillas?

-Yo... -empezó a hablar totalmente nervioso y de repente se escuchó sonar el timbre de su casa- ¡ya llegaron! –corrió como loco hacia él baño y en su camino tomó la camisa blanca que colgaba de uno de los cajones en el armario.

-¡Te salvó la campana! -reí y bajé a abrir sin estar consciente de quienes estaban al otro lado de la puerta.

-¡Taehyung! ¿Kim Taehyung, vives aquí? -Hoseok gritaba al otro lado y no pude contener la risa mientras tocaba el pomo para abrir.

-¿En la casa de los Kim? Oh no lo sé ¿Tu qué crees, Hope? -escuché la voz burlona de Yoongi y mis risas cesaron. De repente me sentía muy nervioso al recordar que pasaríamos esta noche todos juntos.

-Ho... Hola chicos -sonreí al abrir la puerta y mi vista de inmediato se giró hacía Yoongi- Taehyung ya casi acaba.

-Yo entro a buscarlo -Hoseok pasó a mi lado despreocupado y subió las escaleras como si supiera a dónde debía ir- ¿puedo?

-¡Pues ya estás adentro! -le gritó Yoongi regalándome lo que parecía ser una pequeña sonrisa- ¡deberías comportarte!

-"Deberías comportarte" -repitió Hope en tono de burla desde el segundo piso- emm... ¿Jimin?

-Tercera puerta a la derecha -le contesté sabiendo que buscaba el cuarto de Tae y en cuestión de segundos escuché su andar presuroso en el pasillo.

-¿Estás listo? -susurró acercándose a la escalera y asomándose a través de esta. Incluso a la luz de los focos en la casa, su piel perfecta me hipnotizaba- ¡niño! ¿Qué no escuchas? -volteó a verme con una expresión aparentemente seria.

-¿Qué? Oh... ¡sí! -le sonreí un poco ruborizado, me era imposible no estarlo.

-Entonces vámonos -caminó con seguridad hacia mí y pensé que tomaría mi mano- ¿me escuchas niño? –siguió sin voltearse y salió por la puerta.

-Soy Jimin... -susurré un poco molesto y desanimado- ¿No debemos esperarlos? -reaccioné de repente cuando nos acercábamos a la camioneta.

-¿Quieres ganar o no? -su expresión era extraña, ya sabía que prácticamente estaba obligado a venir a la cita pero tenía la vaga ilusión de que la feria lo animaría.

-Si... pero... -mordí mi labio nervioso e intente dar la vuelta- debemos volver y esperarl... -no terminé la frase cuando sentí su mano sosteniendo con fuerza mi brazo.

-He dicho que nos vamos -su tono de voz era más intenso- ¿no harás caso?

-Pero... -de nuevo me calló poniendo su dedo en mis labios.

-Ven, vámonos -abrió la puerta de la camioneta y aunque dudé unos segundos, terminé subiendo en ella.

-¡Min Yoongi! –el grito de Hoseok me hizo voltear hacia la puerta de entrada y alcancé a ver como traía tomado de la mano a Tae- ¡Eres un maldito tramposo!

-Ya es muy tarde Hobito -sonrió justo antes de arrancar y alejarnos.

-¡Min Yoongi! -escuché sus gritos cada vez más lejos y un par de minutos más tarde nosotros ya habíamos llegado.

-Baja -se limitó a ordenarme mientras aparcaba el auto y abría su lado de la puerta.

¿Acaso era tan malo tener una "cita" conmigo?

Comencé a caminar a su lado tratando de seguirle el paso pero, sin mencionar el hecho de que había un montón de parejas por aquí y por allá empujando y corriendo por todos lados, Yoongi no aminoraba el paso y ni si quiera me decía hacia donde se dirigía.

-Subamos ahí -se detuvo frente a una gran fila y señaló la montaña rusa- no le temes ¿cierto?

-¡Yo no le temo a nada! -inflé el pecho orgulloso y por impulsó me colgué de su hombro- ¡vamos, hyung!

-Vale, pero suelta -se zafó lentamente de mi agarré y se encaminó a la fila.

Lo seguí nuevamente y estando lado a lado formados, varias veces rocé su mano, en verdad el espacio era tan corto que si lo deseara podría ponerlo frente a mi y besarlo sin necesidad de hacer ningún otro movimiento, así de cerca quedarían nuestros cuerpos en ese breve espacio.

Pensando en eso llegó a mí la idea de cómo sería al fin poder hacerlo, es decir, sus labios desde siempre me habían parecido una especie de colchones de algodón de azúcar, que por su tono rosado probablemente sabrían a fresa o algo todavía más delicioso que eso, pero era tan magnifico poder verlos más de cerca que mi imaginación voló hacia un ciento de escenarios donde solo estábamos él y yo, besándonos.

-¡Hey Jimin! –no sé en que momento me había sumergido en una especie de hipnotismo por sus labios, pero ahora me hallaba viéndole la boca y devorándosela con la mirada- ¿vas a subir o no? –me hizo seña con la mano para que subiéramos juntos al mismo carrito del juego- No hablas mucho ¿verdad? –me cuestionó mientras nos acomodábamos y continuó volteando hacia mí con una enorme sonrisa- me agradas.

Era la primera vez en todo este tiempo que él sonreía de esa manera hacia mí y que me parta un rayo si miento pero, con esa sonrisa podías iluminar el mundo, mi mundo.

It's meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora