EL FIN

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Me resistí lo más que pude y traté de golpear con fuerza su pecho para alejarlo, pero él no se movió ni un poco y mucho menos relajó su agarre, sus labios se fueron apropiando de mi voluntad y terminé cerrando los ojos para aceptar su beso. Fue entonces cuando sentí a mi corazón palpitar acelerado, implorando al resto de mi cuerpo algún movimiento que lo volviera seguro y en respuesta elevé mis brazos para apoderarme de su cuello.

-Te extrañé tanto -soltó en susurro mientras sus brazos también cambiaban de posición para adherirse a mi cadera- lo lamento -siguió disculpándose en medio de besos y me arrebató del cuerpo varios suspiros.

Estuvimos disfrutando de la cercanía del otro por bastante tiempo y no reaccioné hasta que mis labios hormiguearon de tanto movimiento. Entrelazó su mano con la mía y, por primera vez desde que había regresado, lo vi sonriendo.

-¿Ahora me dirás que tú también sufriste durante todo este tiempo? -quise hacer una pregunta sarcástica que terminó hiriéndome a mí mismo.

-Lo hice -caminó sin soltarme la mano y se sentó en la orilla de la cama, dejándome el espacio suficiente para sentarme a su lado- no hay nada peor que no estar contigo -acarició con su pulgar mi mano y acortó discretamente nuestra distancia, lo suficiente para permitirme apreciar el aroma de su perfume.

-Y aun así, te fuiste.

Había creado un ambiente horrible de silencio que solo se disipó con su fallido intento de sonrisa. Se acercó a abrazarme de nuevo y apoyo su barbilla en mi hombro, si contara todas las veces que me repitió un "lo siento" seguramente serían más de un millón de ellos.

-Las flores eran mi medio para alegrarte -confesó cuando después de un rato hablando, nuestros sentimientos reales salieron a flote- quería hacerte saber, de alguna manera, que nuestra separación no era de ninguna manera falta de amor. Tu hermano tenía razón cuando decía que buscaras algo mejor y que debías superarte.

-Aun en ese tiempo, para mi tú eras suficiente.

-Pero no tenía nada que ofrecerte, era un don nadie, si me hubiese quedado seguiría siendo lo mismo.

-¿Acaso íbamos a casarnos? ¡no necesitaba dinero! ¡te quería a ti solamente! -posó su mano y la acarició en un intento por tranquilizarme.

-No fue tan malo como parece -suspiró y la amargura que había visto al principio en su rostro se fue desvaneciendo- mírate ahora, eres lo que siempre quisiste.

-¿De verdad crees que lo mejor fue irte?

-Así pude estar contigo sin estorbarte, cada carta de apoyo la escribía con la intensión de animarte, aunque tú no supieras quién era, tenías que saber que alguien todavía te ama.

-¿Y esos pétalos? -desvíe la vista hacia la ventana y él sonrió de nuevo.

-Son para dejar ir el pasado -suspiró tirando de mi camisa para que me recostase a su lado- tomaremos un puñado del color que elegiste, le susurraremos lo que hemos vivido y los lanzaremos al aire -elevó una mano mostrando como debería hacerlo- una vez que parezcan tocar el cielo se llevaran con ellos todos los malos recuerdos.

-¿Crees que quiero empezar de nuevo? -lo miré con incredulidad y contrario a la reacción de enfado que hubiera esperado, quitó con delicadeza algunos mechones de mi cabello y besó mi frente.

-Es lo que más quiero, pero no voy a obligarte a hacerlo -suspiró acomodando con tranquilidad mi cuerpo entre sus brazos- puedo esperar lo que sea necesario.

Y así lo hizo, esperó mucho tiempo antes de pedirme formalmente que volviéramos. Fueron dos meses donde se mantuvo a mi lado como cualquier amigo y hasta el tercer mes, se animó a invitarme a nuestra "primera cita".

It's meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora