NUEVE

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-¿Lo dices en serio? -su mirada brillaba con una emoción gratificante y, en mi delirio, le continué sonriendo.

-Tu y yo, somos novios -aprisioné con mis brazos su cuello y planté en sus finos labios un pequeño beso.

Sonrió y sus brazos no tardaron en apoderarse nuevamente de mi cuerpo. Nuestros movimientos parecían fundirse en ese momento, y cada vez se hicieron más lentos.

Era como estar en un cuento, uno del que tarde o temprano tendría que salir para volver a la realidad.

Pero lo importante, es que escuchaba el escándalo que hacia el corazón de Jimin sobre mi pecho y eso me bastaba para estar bien.

-No quiero devolverte -juntó sus labios formando un puchero- quisiera poder quedarme contigo -me dio media vuelta y abrazándome por la espalda continuó moviendo nuestros cuerpos.

-Vas a tener que soltarme porque ya no respiro -bromeé separándome suavemente de su cuerpo y él volvió a pegar mi espalda contra su pecho- Jimin... -me quejé aunque me gustaba que hiciera eso.

-Ahorita... -suspiró exactamente muy cerca de mi cuello- solo espera un momento.

Habíamos estado bailando durante otras tres canciones y era hora de regresar a casa, aunque no quisiera volver a ese encierro, ambos sabíamos que era lo correcto.

-Te llevaré a casa -susurró recargando su barbilla en mi hombro- pero mientras no lleguemos, yo no te suelto.

-Mmmm está bien -acepté volteando el rostro para dejar un beso sobre su mejilla- si eso te hace feliz -sonreí al notar cómo con un beso, hacía latir a su corazón rápidamente.

Había decidió que era mejor irnos caminando, así seguiríamos juntos durante más tiempo y para evitar una caída liberó un poco mi cuerpo. Ahora, aunque no me abrazaba con posesión por la espalda, si entrelazaba mi mano con la suya y la sostenía con tal fuerza que, en el caso de que yo lo deseara, no me permitiría escaparme.

En algún punto de todo el trayecto, donde él comenzó a hablar sin parar de un sin fin de cosas, me hizo hablarle de mi peculiar "talento".

-¿Escribes? -pareció estar sorprendido cuando le conté acerca de eso- ¿cómo novelas o cuentos?

-No, escribo canciones -dudé un poco al recordar que Yihwan y Jin habían peleando hace tiempo precisamente por eso- es decir, más bien solo lo intento.

-No importa si solo lo "intentas" -sonrió- a mi me gustaría cantar alguna de tus canciones.

-Talvez te escriba una -alardee moviendo los hombros- aunque eso solo lo hago para los chicos atentos.

-¡Oh! -dio un pequeño salto moviendo con ello mi mano- ¡Yo soy muy atento!

-Ya lo veremos -reí cuando un auto pasó por nuestro lado y el me jaló, en un instinto protector.

-De verdad, de verdad, no quiero devolverte -insistió mordiendo su labio y fijando su mirada sobre los míos antes de hacer otro puchero.

-Yo tampoco quiero -toqué con mi dedo índice la punta de su nariz para deshacer su gesto- pero si me quedo contigo ahora, pasaremos la vida teniendo que escondernos.

-¿Y? No me molestaría vivir una vida de fugitivos -sonrió mirando al cielo- así como esas películas románticas donde los protagonistas se escapan y viven cada día como si fuera el primero.

- ¿Y tu mamá? Estoy seguro que no quieres que se quede sola de nuevo.

-Uhmm -movió la nariz con disgusto- creo que no debí contarte acerca de eso... pero tienes razón, yo no haré que mi madre sufra de nuevo -su mirada se tornó triste evidenciando que a su mente había regresado el recuerdo.

Él me había contado brevemente de su pasado y de verdad que yo no lo entiendo... es decir, ¿Quién en sus cinco sentidos abandonaría todo, incluyendo a su hijo?, su padre había sido un verdadero bastardo.

Quizá mis padres harían eso, aunque obviamente solo lo harían conmigo, porque Yihwan siempre ha sido el hijo predilecto, pero, aun así, hasta para ellos que nunca me han querido sería algo bajo.

-Lo siento -apreté mis dedos que rodeaban su mano y sé que él retuvo las lágrimas en ese momento- no te pongas triste, aquí ese "señor" es el único que salió perdiendo.

-¿En verdad piensas eso? -me miró evidenciando sus ojos teñidos de rojo- ¿Crees que él se arrepienta por haberme dejado?

-Cada día de su vida él se arrepiente -sonreí en un intento por disipar su llanto- estoy muy seguro de eso.

¿Desde cuándo yo le daba ánimos a alguien que no era mi sentimental amigo Hoseok?... Quizá estaba finalmente enloqueciendo, sobre todo que con ver su sonrisa me daba la loca idea de quererlo.

-Gracias -pasó su mano para limpiar la lágrima que iba a girar por su rostro y me regaló una sonrisa sincera.

-Solo digo lo que pienso.

-Pues... me sienta bien escuchar eso -suspiró mordiendo su labio como lidiando por decir algo más que solo eso y un hilo de pesadez recayó extrañamente sobre mi cuerpo.

La curiosidad pudo conmigo y quise que me dijera lo que parecía estar ocultando, casi estábamos cerca de casa, pero yo le seguí insistiendo.

-Yo... talvez vi algo... -mordió su labio con culpa.

-¿Qué viste? -me detuve para que no siguiera caminando y con un suspiro pesado volteó a verme de lado.

-Bien... te lo digo, pero por favor no te enojes.

-No lo hare, pero dime de qué hablas.

-Yo... te vi discutiendo con tu hermano -pasó la mano acomodando su cabello- tu... parecías triste y él continuaba gritando.

-Oh eso -pasé saliva deseando que Jimin no hubiese escuchado- siempre pasa cuando está enojado.

- ¿Y por qué lo estaba?, tu no hiciste nada malo.

No es necesario que haga algo malo -me encogí de hombros y arrugué la nariz restándole importancia- él simplemente es así conmigo -agradecí al cielo cuando vi frente a nosotros mi patio.

Jimin no siguió insistiendo y, después de un buen rato de estarnos despidiendo, me ayudó a trepar el árbol que daba hacia mi ventana y no se bajó de él hasta que me vio bien parado en el balcón.

-Me voy Yoongi shi -sonrió lanzándome un beso y yo también le sonreí a lo lejos.

-Te veo mañana -grité ligeramente haciendo huequito mi mano para que mi voz llegara más lejos.

-Con que... no son ni amigos -la voz de Yihwan hizo que mi alma saliera de mi cuerpo y aunque busqué inmediatamente a Jimin, él ya se encontraba bastante lejos.

-Y... Yo... -tartamudeé buscando una excusa- puedo explicarlo.

-No lo hagas -sonrió irónicamente- no necesito que me expliques nada, solo te advierto -se acercó lentamente a mi y con su mano tomó mi barbilla para que lo mirara directamente a los ojos- tu y yo tenemos un trato y si no te desases de ese chico... ¿sabes que lo haré por ti, verdad?

It's meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora