Capítulo 30. "Mi final".

33 7 3
                                    


Observo mi reflejo en el espejo de cuerpo entero. He adelgazado mucho, diría que demasiado. Mi piel está más pálida que nunca y está llena de cicatrices blancas y rosadas, mis heridas en el brazo aun están cicatrizando. Rowinna y mis estilistas podrían eliminar todo rastro de las marcas, pero estamos en un momento en el cual a el Capitolio le interesa más que se vea el daño que me he causado y no la belleza. Mi pelo está lacio y más largo que de costumbre. La piel de mi cara se encuentra mucho más tirante, tengo sombras bajo mis ojos y se crean más con facilidad. De nuevo, podrían disimularlo, pero solo han aplicado una especie de pomada a mis labios llenos de heridas, y bordeando mis ojos con negro, por lo que resalta mi mirada cansada y más oscura. En mi cuello hay un pequeño colgante con el emblema de Panem, el cual por cierto me gustaría mucho arrancarlo. Llevo el brazalete del lirio, como también ls de Jackson y el colgante de Niall entre el cinturón, por lo que no se ve nada. Mi vestimenta es un pantalón negro de una tela realmente rara, y una camiseta; claramente tratando de revivir los juegos. Todas las vestimentas que he llevado alguna vez aqui son parecidas.

- Me encantaría poder taparte las cicatrices.- Pero Rowinna se calla y yo simplemente asiento.-

Unos minutos más tarde, estoy en un coche con rumbo a la mansión del Presidente Snow, lo poco que quedo intacto del antiguo Capitolio. Lo demás fué arrasado por bombas y se tuvo que reconstruir todo con una tecnología extra.

Riley está a mi lado, cóntandome todo con lujo de detalles, pero apénas lo escucho. Desdoblo la tarjeta blanca que Rowinna acaba de darme y la abro, viendo las líneas impresas. Hace años que no nos dejan escribír, solo tenemos permiso para imprimir. Creo que témen cualquier levantamiento planeado. Releo una y otra vez el discurso.

- Gemma, ¿Me estás escuchando?.- Miro a Riley que está a mi lado.- Ya veo que no.- Agrega y suspira.- Gemma, por favor, es muy importante.-

- Ya hemos llegado.- Interrumpe el conductor con voz bastantemente fría, como sí fuera un robot.-

Riley sale antes y extiende su mano para que salga con él. Resume todo lo que me estaba diciendo en unas leves frases. Cuando escucho las trompetas, y segundos después, el himno de Panem mi estómago da un vuelco, ya que a lo único que podía hacerme recordar el himno era cuando anunciaban a un tributo caído en los juegos. Mi corazón comienza a latir con mayor velocidad, bombeando sangre a todo mi cuerpo, que de repente se ha quedado helado.

- Venga, hazlo bien.- Sonríe y me da un pequeño empujón en la parte baja de la espalda, indicándome que suba por las escaleras.-

Conforme subo, siento mi cuerpo más pesado, haciéndome más duro el trabajo de subir las escaleras. Diviso arriba a dos agentes de la paz esperando que llegue, seguro que hace años no había agentes por todos lados. Sentado en un gran sillón, observandolo todo con una sonrisa de autosuficiencia, se encuentra un hombre mayor, de pelo blanco ya escaso, labios carnosos manchados en su interior de la sangre que hay dentro de su copa, la cual descansa en la mano izquierda y unos ojos calculadores, ojos de serpiente. Es un momento lo que tárdo en reconocer a aquel hombre de mayor edad, con la cara más arrugada que nunca. Tengo en frente de mí al presidente Snow.

Noto como Snow se levanta de aquel sillón dejando la copa sobre una mesa y me indíca con un gesto que me acerque a él.

Siento el fuego del odio en mis entrañas. Es ese hombre el que ha matado a Niall, Jackson, Aileen; a todos. Merece sinseramente la muerte, o peor aún, la tortura hasta que desee la muerte. En un pasado me sorprendería de mí misma al tener estos pensamientos, pero ahora soy más conciente de lo que digo, o de lo que hago. Soy una marioneta y cualquiera puede coger de mis hilos.

Me coloco en frente de él, evaluándolo. Antes llevaba en su bolsillo una rosa blanca, la cual usaba para tapar el olor a veneno. Ésta ha sido sustituida por una rosa negra, la cual parece haber sido reconstruida por las cenizas de todos los distritos arrazados, con el cuerpo de aquellas personas que lucharon para conseguir la libertad y que casi logran conseguirla. Finalmente, solo han conseguido mayor esclavitud.

We are part of Panem. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora