Capítulo 3. "¿Cumpliré mis promesas?"

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Cuando Rowinna dejó de hablar y dió por finalizada la seremonia, comenzamos a saludar al distrito 4. Luego de un momento seis agentes de la paz nos cogen del brazo con una gran fuerza y nos llevan dentro del edificio de Justicia del distrito que se encuentra justo detrás del escenario. Ninguno de los cuatro hablaba, realmente a todos se nos nota algo nerviosos menos a Serena, ella si que está segura de sí misma. Una vez dentro del edificio, me separan de los demás y me conducen a una sala, en la cual me dejan sola y me dicen que tengo solo una hora para despedirme de me familia y de mis seres queridos. Al entrar a la sala me sorprendo por lo enorme que és, nunca había visto una habitación tán grande y hasta creo que es más grande que mi propia casa, tiene una alfombra roja que cubre casi todo el suelo y las paredes llenas de cuadros tan antiguos que no reconozco siquiera uno. En el fondo de la habitación un sofá negro el cual a su izquierda tiene una gran ventana con vista al mar y a su derecha una pequeña mesa color madera en la cual se asiénta una pequeña lámpara.

 Me siento repentinamente en el sofá negro a esperar a que mi familia venga, miro por la ventana y veo el hermoso mar del distrito 4 e intento pensar en qué le voy a decirle a mi familia. Cada vez estoy más nerviosa... 

-¡Dejarme entrar!¡Solo quiero dejarle unas cosas claras!.- Gritó alguién desde afuéra.-

Esa voz me es familiar pero no es de ni de mi padre, ni tampoco la de Katherine, no logro entender quién puede ser hasta que la veo entrar a empujones por la puerta. Se trataba de Sophia, y parece enfadada. Una chica de mi distrito la cuál seguramente quería ser tributo.

-¡Tú! ¡Niñata idiota!¿Acaso sabes que has hecho?.- Dijo gritándome furiosa.-

Intenté decir algo, cualquier cosa, pero de mi garganta nada sale.

-¿Sabes dónde te has metido? ¡Contesta! Esto no va a quedar así. ¡Si ellos no te matan lo haré yo!.- Me dijo y me golpe la cara con un pequeño puñetaso.-

Y justo antes de que se abalance sobre mi cuello nuevamente dos agentes de la paz entran y se la llevan a la fuerza, pero ella sigue gritándome a lo lejos, lo cual me asusta demasiado.

-¡Ojalá te maten Gemma!¡Ojalá no vuelvas! ¡Y si vuelves te juro que te mataré yo! ¡Lo juro!.- Gritaba Sophia a lo lejos.-

Me quedé completamente helada, no puedo hablar ni tampoco moverme, ni siquiera puedo responder cuando el agente de la paz me pregunta si estoy bien. Pero la entiendo, llevaba preparándose para estos juegos toda su vida, era su única posibilidad de participar, y yo se la he quitado. Pero no me puedo derrumbar, voy a ir a los juegos del hambre, y allí si eres débil, te matan, y yo no voy a dejar que eso ocurra.

Sigo mirando por la ventana y veo que la puerta se abre nuevamente, agacho mi cabeza en caso que sea Sophia, pero no, por la puerta entra mi familia está vez.

-¿Se puede saber qué has hecho Gemma?.- Dijo mi padre mirándome.-

Papá...nunca lo había visto tan disgustado, miro a mi hermana y veo que también está llorando, el único que se mantiene firme es Aaron, aunque tiene los ojos vidriosos. Aaron es mi mejor amigo desde que tengo memoria.

-Lo...siento, tube miedo, temía que nadie se ofraciera para salvar a Katherine, y pués lo hice.- Dije cubriendo mi cara con las manos.-

Es lo único que se me ocurre decir, aunque no es verdad.

-¿Gemma sabes dónde te has metido? ¿Sabes lo que te espera? Dios mío Gemma ¡podrían matarte!.- Dijo Katherine llorando.-

La voz de Katherine es casi un chillido histérico.

-Eso no va a pasar, volveré, voy a ganar los juegos y vamos a ser ricos.- Asentí, no sabía si eso pasaría, lo más seguro fuése que muriéra en la arena, pero tampoco perdería las esperanzas.-

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