Capítulo 29. "Un nuevo peón".

16 7 0
                                    

Despierto sobre una camilla de metal, muy incomoda por cierto, demasiado dura; me exalta la idea de no saber en donde me encuentro. Siento el frío que entra por todos los poros de la piel, ya que solo tengo una especie de camisón; mi ropa de los juegos habían desaparecido por completo. Mis ojos tardan unos segundos en adaptarce a la blanquecina luz de la estancia, que se muestra con una gran potencia y hacen que mis ojos se llenen completamente de agua. Los cierro con bastante fuerza, segundos después los abro y logro observar la habitación.

No es para nada grande. No hay paredes, sino un cristal plateado que refleja mi imagen. Estoy tumbada sobre una especie de camilla de metal con un fino colchón, que realmente no hace que esto sea mas cómodo. No hay apenas mubles, sólo un armario gris pálido y un monitor gris, del cual me acabo de dar cuenta que desprende un tubo blanco que se mete por el dorso de mi codo. Me enderesco para verlo mejor y noto que dentro de el hay una sustancia verde pálida.

Realmente no siento nada. Mi cuerpo es ligero y fresco. Mi cabeza está demasiado cargada y eso hace que no logre pensar con mucha claridad. Realmente no recuerdo nada y me siento perdida; lo cual me proboca demasiada frustración. Pero la sensación es muy placentera, es como si todo fuera una pintura que observo buando tranquilidad y en realidad tengo la cabeza en otra parte, por lo que la imagen queda borrosa, ya que no merece mi atención. Mis movimientos son perezosos cuando abro y cierro los dedos de mi mano izquierda.

Escucho un ruido como cuando una puerta se abre, y giro completamente mi cuerpo para ver que hay detrás de mí. Una joven, del Capitolio de piel blanquecina, de pelo castaño con reflejos azules y ojos respectivamente grandes. Viste pantalones grises y una camiseta azul con un lirio plateado en el brazo; lo más normal que recuerdo haber visto del Capitolio. Poco a poco una parte de mis recuerdos me asalta y recuerdo su nombre después de escucharlo hablar.

- Veo que ya has despertado.-Se acerca hacia mí y me sonríe.-

- Gemma.- Agrega al ver que no hay respuestas.- ¿Qué tal te sientes? Agrega.-

- Bien, creo.- Respóndo en mi momento de confusión m-

- Estas un poco dormida, es por el efecto de la morfina.- Me dice sonriendo.-

Me paso la mano que no tiene ningún tipo de aguja en el brazo por la cara intentando desperezarme y lo consigo, un poco.

- No recuerdo nada.- Agrego algo frustrada.-

- Llevas inconciente aproximadamente cuarenta y ocho horas después de acabar los juegos.- Me dice a lo cual me exalto.-

Esa palabra impactó en mi memoria como un látigo, llevándose todos los efectos tranquilizadores de la morfina y dejando salir, como si de sangre se tratara, los recuerdos. La habitación desaparece de mi vista a pesar de seguir teniendo los ojos completamente abiertos y siento volver a encontrarme en el medio de un bosque de árboles blancos de hojas lavanda. Sangre, más sangre, mi mente se nubla completamente, gente, niños, muerte, más sangre, y todo acaba. Me sumo en una oscuridad sin sueños.

Hasta que logro despertar.

- ¿Gemma?.- Vuelve a hablar, sentadose en una silla a aproximandamente un metro de la camilla.-

- ¿Qué paso?.- Mi voz suena algo ronca y áspera, hasta más grave también.-

- Mmm.- Medita antes de decir nada- Nada de lo que debas preocuparte.- Me dice sonríendo.- Tuvieron que aumentar la cantidad de morfina, solo eso.-

- Está bien.- No se claramente el por qué pero acepto su corta explicación.-

Intento situarme en la cama, pero me siento demasiado débil. Sigo intentado hasta lograrlo. Me siento en la camilla dejando mis piernas colgando. Asimilo tranquilamente todo lo que ví de repente antes y entonces recuerdo algo.

- ¿Y mis cosas?.- Pregunto.-

- Está todo con lo que saliste de la arena.- Me dice mirándome fijamente; temía haber perdido el colgante de Niall y el brazalete de Jackson.-

- ¿Y...?.- Lo miro a los ojos.-

- Si, todo está.- Me dice cortandome sin dejar hablar.-

Busco con desesperación por la habitación, pero no veo nada. Entonces veo el armário. Me levanto de la camilla en dirección a él. Cuando mis pies tocan el suelo solo siento el frío de las baldosas y me entremezco. La sangre tarda un poco en responder al cambio tan brusco y me maréo momentáneamente. Cuando vuelvo a recuperar el equilibrío de mi cuerpo, camino lentamente hasta el armário, el cual al llegar lo abro y me deja a la vista mi ropa colgada y mis cosas en los estantes.

Estiro la mano y alcanzo el fino brazalete de palta y lirio, mi simbolo, el que en algún momento había llevado a la arena. Me quedo por unos minutos observando cada detalle que el día de el comienzo de los juegos no observe. Es verdaderamente hermoso.

En los estantes también esta el colgante de Niall, la pulsera de Jackson, y el cuchillo con el cuál la había matado. Cojo este último, mirandolo bien, ya que en la arena no le había prestado ni un poco de atención a sus detalles. Tiene un mango negro y grueso, muy frío al tacto. La hoja es casi tan larga como mi antebrazo y es realmente muy fina, de un color blanco metálico. Dejo el arma en el estante y agarro el colgante, también observandolo por primera vez. Es una cadena larga plateada de finas y pequéñas anillas. En el cuelga un ancla con una especie de cuerda enrollada, que acaba en una punta, simulando una flecha. Lo rozo entre mis dedos, calentándola y sintiendo a la persona que algún día la llevo. A esa persona que también llegue a querer demasiado. Cojo la pulsera, sin dejar el collar. La correa de la pulsera está hecha con trenzas entrelazadas de cuerda y hay enganchado una especie de vagón de tren muy antiguo. Extrañado, observo la pieza más de cerca y veo unas pequeñas letras en la parte de atrás de la pulsera, y leo: "No olvides tu destino" Cierro un momento los ojos.

- ¿Qué pasará ahora?.- Me giro y pregunto saliendo de mi trance; con algo de preocupación.-

- Eso deberías hablarlo con tu mentor, pero tranquila, todo irá bien.- Me responde.-

Suspiro y abro lentamente los ojos. Me cuelgo la cadenita de Niall, y dejo la pulsera de Jackson justo al lado de mi brazalete, en mis muñecas.

Horas más tarde, después de haber comido y de haber "Vuelto a la vida", me visto con un sencillo pantalon blanco y una camiseta verde y salgo, escoltada por dos agentes de la paz hasta un pequeño salón. La habitación es pequeña, con dos sillones, una mesa y una televisión. Riley está sentado en uno de los sillones. No está como la última vez que lo ví. Pareciera tener unos diez años más. Sonríe al verme y me indica que me siente en uno de los sillones. Cuando los agentes de la paz se retiran, corro hacia mi mentor y lo abrazo, ahora es todo lo que tengo, todo lo que me puede ayudar a no caer en las redes de maldad de Snow. Sin embargo realmente necesitaba un abrazo.

- Gemma.- Me dice realmente firme.-

- Riley, gracias por todo, realmente sin ti no estaría aquí.-

- No me agradezcas nada. Ahora debes escucharme muy bien algo que te voy a decir.- Respira hondo y continúa- Todo lo que ahora te espera,es completa esclavitud, eres su vencedora y haras todo lo que el capitolio quiera, cuando quieran y sin oponer resistencia. Estamos en tiempos en los cuales el Capitolio ya no tiene reparos en asesinar a nadie, ni a uno de sus vencedores. No hagas ningún tipo de tonterías y ante todo, no le des razones a Snow para matarte. ¿Entendido? - Al escuchar todo eso, me siento realmente asustada, pero asiento con la cabeza.-

- Está noche será tu coronación oficial. Darás un discurso que Rowwina se ha encargado de escribír a gusto de los espectadores sin faltar a tu personalidad y Snow te coronará. Poco tiempo después comenzará la gira de la victoria. Ya no es como era antes de la segunda Rebelión del sinsajo. Ahora solo dirás lo que Snow quiere oír, no hagas ningún gesto que pueda descencadenar un mínimo levantantamiento contra el Capitolio, eso te ocacionara bastantes problemas, ni siquiera un grito. Te harán matar al que lo haya hecho con tal de dejar claro que eres total y parcial con el Capitolio. Si cumples todo esto, tu vida será tan miserable como la mía, pero al menos no tendrás al Capitolio contra tí.

- Estaras realmente controlada. No van a arriesgarse a que uno de sus Vencedores se pierda o haga alguna estupidez. Ahora sal allí con Rowinna y tu equipo de preparación, deja que te devuelvan tu antiguo brillo y haz creer a Snow que eres parte de su equipo. Seguiré siendo tu mentor, el problema ahora es que ahora tú también lo serás.-

Me cuesta asimilarlo todo. He sido, soy y seré un peón más de poder del Capitolio.

We are part of Panem. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora