Alguien besó mi mejilla lentamente.
Asco.
Quise abrir los ojos pero el cansancio y el dolor de cabeza no me dejaron.
- Maldición.- Me quejé moviéndome en mi cama. La que no era mia.
- Lizzy, es momento de despertar.- Escuché la voz de Raymond mientras alguien me quitaba el cabello de la cara y me destapaba.
Gruñí. Hacía frío.
Me senté para tomar la sabana y volver a taparme, aun con los ojos cerrados. La risa de Ray se hizo presente y me esforcé por abrir los ojos. Lo hice y madre santa.
Ray estaba sin camisa sonriendo frente a mi con los brazos apoyados sobre el colchon. Su cabello estaba mojado por lo que supongo fue una ducha y sus ojos azules resaltaron su sonrisa.
Yo quería despertar todos los dias asi, Dios querido.
- Vamos a ir a montar.- Guiñó un ojo y se dirigió a buscar quien sabe que. Me apoye sobre mis manos y me senté como pude.
Maldita sea, me había mareado.
Me tomé la cabeza con las manos e hice una cara de dolor. Abrí los ojos y vi como Raymond, quien llevaba un pantalón gris y estaba descalzo, caminaba hacia mi con un vaso de agua y una pastilla pequeña.
- Te aliviará un poco el dolor.- Me la entregó y la tomé de un solo trago.
- Me siento fatal.- Admití algo avergonzada, recordando pocas cosas de ayer.
- Yo se.- Me dio una sonrisa a boca cerrada.- Quiero decir, querias dormir conmigo. Algo malo estaba pasando allí.- Apuntó mi cabeza. Revoleé los ojos y probablemente estaba roja mientras lo oía reir.- Es solo resaca, en un rato estarás bien.
- No estoy segura que solo sea resaca.- Afirmé. Se encogió de hombros y se dirigió a donde su ropa playera estaba.- ¿Y los demas?- Pregunté al ver que las camas estaban vacías y desacomodadas.
- Están en el establo preparando los caballos.- Me avisó.
En cualquier otro momento, hubiese gritado de alegría, hubiese sido la primera en despertar e incluso sería quien mas emocionada estaba por una tarde de cabalgata. Pero en este momento, no me sentía bien.
Me bajé de un salto de la cama y me di cuenta en el aire que fue una mala idea cuando apenas aterricé me mareé y caí sentada de costado al piso. El ruido de mi trasero estapandose contra el suelo llamó la atención de Raymond, quien estaba de espalda.
Volteó y la que era una sonrisa, se borró y se transformó en un ceño fruncido al verme en el suelo.
Tocí con fuerza y mi garganta ardió. Maldita sea.
- Lizzy.- Dijo el y corrió hacia mi.- ¿Estas bien?
- No.- Susurré negando con la cabeza mientras el me ayudaba a levantarme. Con su mano, acercó mi cabeza a su boca y apoyó sus labios sobre mi frente.
- Estas ardiendo.- Habló despacio. Mi mente se contorsionó al oírlo decir esa frase igual que mi cara.- Quiero decir, estas caliente.- ¿En serio? ¿Esa es tu manera de arreglarlo, Raymond? Mis ojos se abrieron a tope. El se rascó la nuca nervioso.- Maldita sea Lizzy, tienes fiebre.- Me hubiese reído de su situación pero me sentía muy débil.
- Ray...- Me sentí mareada y mis piernas temblaron. Me aferré a su ante brazo con las dos manos en señal de que necesitaba ayuda.
Mi alrededor giraba y giraba, no distinguía de que color era cada cosa. Mi estomago dio mas vueltas que un tornado dentro de mi, sentía que iba a devolver pronto.
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Lizzy, Missy & Dizzy
Teen FictionLizzeth, Missouri y Dizzane Channel son trillizas nacidas en la gran y prestigiosa ciudad de New York. Frente a sus padres, aparentan ser jóvenes de altas calificaciones, buenos modales y una reputación que cuidar. Pero entre ellas, saben que no es...