Capítulo 5

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Se hospedaron en la casa de Karla, la mejor amiga de Ivonne, ella vivía sola, ya que no era de la ciudad.

Ellas dos dos iban juntas en la escuela, estudiaban Informática, mientras que Eduardo Mecatrónica.

Ellos le aseguraron que su estancia sólo duraría unas semanas, en lo que podían encontrar una casa con renta accesible. Karla aceptó gustosa de poderlos ayudar, por Eduardo y también por su amiga.

Debido a la situación, Eduardo no siguió con sus estudios. Consiguió un trabajo en un taller mecánico, cerca de la zona donde vivían.

Ivonne y Karla sí continuaron estudiando, él se lo había pedido amablemente, ya que al menos alguno debería terminar una carrera, aunque ella no podía evitarlo, se sentía terriblemente mal porque él no pudiera seguir con sus metas.

Después de algunos días Karla aconsejó a su amiga de visitar al médico, para realizarse unos análisis, y verificar su salud y la del bebé.
Finalmente, no era muy común encontrar una oferta de ese tamaño en una clínica como aquella.

Karla le aseguró a su amiga de avisarle a Eduardo en cuanto llegara a casa, por lo que Ivonne no se preocuparía ante la reacción de su novio al no encontrarla en casa.

Ivonne fue sola a la clínica, ya que Karla tenía clase a esa hora y no era posible acompañarla. O al menos eso le dijo.

Karla llegó a casa, dispuesta a encontrar a Eduardo, sólo que éste se demoró en llegar.

-¡Hola Edu! ¿Cómo te fue?- Preguntó coquetamente.

-Hola Karla, muy bien, ¿Tú cómo estás? ¿Dónde está Ivonne?- La interroga, buscando a su novia en ls casa.

-¡Ah! Fue al hospital - contesta indiferente, indignada por haber ignorado tan ferviente bienvenida de parte suya.

No sabía porque lo hacía; pero de un tiempo hasta la fecha, había cambiado la forma de ver a Eduardo, en verdad le parecía muy guapo, demasiado para su amiga, llegaba a pensarlo. Quería jugar un poco.
Estaba muy confundida conforme sus sentimientos, y sin desearlo, dejó de preocuparse por su querida amiga.
Por lo que iba a continuar más animada, tanto por su intuición, como por sus hormonas.

-¿Le pasó algo?- Ahora se veía más alarmado.

-Cálmate, sólo fue a hacerse un chequeo- le acariciaba el dorso, como ademán para tranquilizarlo.- Aprovechando su ausencia, quiero pedirte un favor, me acompañarías a una fiesta, anda, no puedes negarte es sobre...

-Karla, no estoy para fiestas, tengo mucho que hacer- confiesa alejándose de ella.

-¡Ay Edu!- Se queja.- Hazlo, por una cosa: "amistad". Te abrí las puertas de mi casa y...

-Está bien, iré- dijo para evitar la histeria y el berrinche de Karla.

-¡Ay eres un amor!- Agarrando su cabeza le dio un sonoro beso en la mejilla, casi saltando de gozo, pero se limitó a sonreír.

-Pero Ivonne...

En ese momento apareció Ivonne, a señas Karla le hizo entender que no le dijera nada, y por una extraña razón, no lo hizo.

Por la tarde, al sentarse todos a cenar, Karla con un poco de veneno cual víbora, escupió:

-¿Será grandiosa la fiesta, no crees?

-¿Cuál fiesta? - Pregunta Ivonne, tomando de su té.

-¡Ah sí! Ivonne es que...- comenzaba a explicarle con algo de nervios. Karla fingió que se le había escapado ese pequeño secreto.

-Eduardo irá conmigo- lo dijo lo más normal posible, y con una mueca parecida a la sonrisa más falsa de mundo.- Lo siento, me hubiera gustado que también asistieras, pero sólo tengo dos entradas.

-Ivonne, si quieres...- murmuró tomando su mano. Ella estaba en total desconcierto.

-No te enojes con él, sólo serán como tres horas y te lo regreso, no seas ingrata, además... tú tienes que descansar.

-Perdóname, no te lo había dicho por...- Eduardo empezaba a asustarse.
-No hay problema- contestó con una sonrisa.

El día de la aclamada fiesta llegó.
Eduardo se veía muy galán, sin embargo Karla no se quedaba atrás. Llevaba un vestido oscuro con un gran escote, y el cabello en un bonito peinado. Lo cual causó un gran impacto en Eduardo, dejándolo impresionado y sintiéndose bastante incómodo también.

En segundos, luego de haber transcurrido el horario de la cena, Karla le propuso algo que siempre había deseado hacer con él.

-Vamos a bailar, ándale- le propuso jalándolo del brazo, sin esperar su respuesta, y con una gran sonrisa de parte de los dos, empezaron a moverse lentamente en la pista de baile.

Karla apoyó la cabeza en su hombro, pensando en su segundo paso, impulsada por la canción "Till The End"; sin pensárselo dos veces estrelló sus labios contra los suyos. Para su sorpresa, Eduardo no la rechazó. Fue un beso corto, pero al fin de cuentas era un beso, y eso la hizo sonreír. No era suficiente para ella todavía, aún tenía sed de sus labios, ésta vez lo hizo, en un beso más profundo y para su gusto más apasionado. Eduardo se dejaba llevar por las emociones que sentía, sin importarle nada, hasta que llegó a su mente el nombre de Ivonne.

-Karla - susurra.

-Sé que sientes lo mismo que yo - dijo conteniendo el aliento y sintiendo un leve rubor en las mejillas.

-Ya no sigas - por primera vez la miró a los ojos.- Yo amo a Ivonne.

-Si eso fuera cierto, no me hubieras besado- añade con recelo.-¿No lo ves? Toda esta gente que nos rodea, tú y yo, somos de la misma clase social. Yo te quiero.

-Sabes que eso no me importa- concluye dándole la espalda.

Fue todo un problema llegar a casa juntos, después de lo ocurrido. Ahora todo parecía más incómodo.

-¿Cómo les fue?

La voz de Ivonne los sorprendió al llegar, no pensaron que los había estado esperando.

-Muy bien, de maravilla, si supieras lo mucho que lo disfrutamos- mencionó con sarcasmo mirándolo.

Él se sentó al lado de su novia y la abrazó dándole un beso de saludo, y a la vez con una sonrisa fingida.

-¿Tan bien se la pasaron?- le pregunta ella.

-Sí.

Eduardo se limitó a mirar el suelo, al lado de Ivonne, esperando que Karla entendiera la indirecta y se marchara.

Un pequeño imprevistoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora