Capitulo 9: Gasoline

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DaeHyun caminaba por ese largo pasillo que lo llevaba a su oficina ignoraba a los criados quienes hacia una reverencia cuando pasaba frente a ellos, la mirada del líder se encontraba puesta en la lejanía, las manos a sus costados formaban puños donde la falta de sangre era notable, los presionaba con tal rabia que en cualquier segundo clavaría las uñas en su carne abrió la puerta con una patada levantó la vista para observar los enormes cuadros puestos sobre la pared a espaldas del escritorio, dos rostros que desconocía mientras en el centro la sonrisa de su padre se dibujaba como un juez burlándose de la suerte del desgraciado que ha enviado a la horca, el líder de Clan saco una de sus katanas para dirigirlas a su propia garganta.

—Si esta noche muriera tu legado desaparecería.— Le habló al hombre impreso en la pintura.— Maldigo el día que te volviste a cruzar en mi camino .—La hoja afilada del acero rozo con la morena piel.—Reniego de mi legado, me asquea llevar tu sangre en mis venas.—Un hilo rojo fue surgiendo por la herida abierta.—Espero te quemes en las llamas del infierno, que cada segundo te retuerces de dolor.—Se dejo caer al piso en rodillas.— ¿Por qué tuve que ser yo? ¿Porqué tengo que ser como tu? siempre te odie, te aborrecí, no quería convertirme en ti.—Levanto la mirada dejando caer la katana la cual creo un estruendo.—Tus palabras fueron mentira tengo el poder pero no puedo tenerlo a él, no puedo protegerlo, no puedo someterlo a mis caprichos aún cuando sea doblemente más fuerte, quiero macillarlo con mis manos pero él escapa, él huye, él no quiere pertenecerme.

Un adolescente de cabellos negros es escoltado por cuatro hombres que lo dirigen por las largas salas de una mansión, sus pantalones de mezclilla rotos contrastaban con los trajes caros de sus guardias, usa una camisa negra junto con una chaqueta roja, sus captores se detuvieron ante unas puertas abiertas de par en par, dos féretros se encuentran acomodados a mitad de la elegante habitación, flores adornan el sitio, el ambiente endulzado por el incienso da un aire de nostalgia, una vieja foto de una lejana estampa familiar, en el fondo en una silla como si fuera un rey se encontraba SeungRi, el amo, el señor del Clan Jung usaba un traje negro que hacia contraste esa colorida escena con coronas florales, la fatiga se dibuja en sus facciones levantó la vista al ver que su invitado especial acaba de arribar, se pone de pie para caminar en su dirección, DaeHyun dio un paso adelante curioso de conocer los cuerpos dentro de esas cajas mortuorias con decorados de oro como si se tratara de viejos faraones que han ascendido al cielo para convivir con los Dioses.

—Una reunión familiar algo silenciosa.—Habló el hombre extendiendo sus brazos.—Tal vez no recuerdes los rostros de tus hermanos mayores.—DaeHyun miró de reojo el rostro de uno de los fallecidos,no , no los recordaba pero si los conocía en las calles se hablaba mucho de esos hombres, de los herederos del Clan Jung.— Mis descendientes, estaba orgulloso en quienes se convirtieron pero ahora están muertos.— El gesto del hombre se endureció como si el recordar significará sentir, algo que tenia prohibido.— Mi socio los asesino porque intente traicionarlo.—Golpeó uno de las cajas tratando de mantener la calma.—Daños colaterales, él  me dijo.

—¿Para que me quieres?.— Le cuestiono el adolescente no sentía la mínima pena por ese hombre ni por los jóvenes envueltos en vendas dentro de los féretros.— No soy tu hijo, tú mismo me abandonaste en esa maldita pocilga.—Le enfrento sin mostrar miedo, ya no le temía.— ¿Quieres recobrar viejos lazos? déjame decirte que nada nos une.

El hombre dejó escapar una carcajada, se encontraba fascinado por el ser que se volvió su hijo, estiro su mano para tocar esa mejilla canela pero DaeHyun giró el rostro, el tacto era una llama quemando su piel, no odiaba a a ese hombre, simplemente no sentía nada, el haberlo dejado en ese Orfanato fue la mejor decisión gracias a ello conoció a Cara y Jae, ellos eran su familia, su motor para salir adelante, no era escupido le convenía llevar la fiesta en paz con ese hombre pero no quería verse unido a un Clan con una reputación tan sucia que asquearía a cualquier ser humano.

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