Capítulo 5

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Le espera ansiosa a mitad de camino, en las escaleras que conducen a los servicios. Él llega a su encuentro, acercándose a ella con absolutas ganas de besarla y así se lo hace saber, besándola calurosamente demostrándole como le consumía las ansias de volver a sentir sus labios en los suyos.

Es una presa de indiscutible calidad para él, y de esa manera la protege, tomando en sus manos su cuerpo cálido y curvilíneo, atrayéndolo ferozmente hacia su cuidado, devorándolo lentamente. Ella se entrega integra, sin miedo a sus caricias, permitiéndole que toque cada poro de su piel que pide a gritos ser poseída por él.

Detiene su hambre voraz tomando su mano, dirigiéndola precipitadamente hacia su sexo que ya se encuentra mojado, caliente, listo para él. Sus caricias son profundas, como intentando robar de ella su primer orgasmo. Se escuchan unas risas que se conducen en su camino, se separan y ella inmediatamente continúa bajando las escaleras

- ven – le indica entrando en la primera puerta que tiene a su alcance, el baño de chicas es su escondite. No se detienen ante curiosas miradas, el entra detrás de ellas y la puerta se cierra bruscamente, aunque la música se confunde con el estruendo.

Ella toma la delantera y se arrodilla frente a él, rescatando de su encierro a su miembro que se encuentra rígido ante los juegos que ella desata. Lo toma entre su mano y con imperiosa destreza lo hace estremecer, con leves movimientos de arriba abajo, lo cual le lleva a una incontrolable frenesí. Su boca se prepara para albergarle, siente como su lengua húmeda y caliente le recibe captando aún más dureza de su miembro que lucha contra la excitación que le ahoga. Se deleita preciosamente con ella, no dejando rincón sin acariciar con su experta boca, aprovechando cada segundo de descontrol que Juan deja escapar por el vicio que le embarga.

No es momento para sutilezas ni esperas, es momento de actuar y así se lo hace saber, poniéndose un preservativo lo más veloz que le permite el momento para que acto seguido le tome por la cintura, suba su vestido buscando acceso directo para que su polla entre en ella. Sus esbeltas piernas se agarran a su cintura y sus delicadas manos sirven de anclaje en la puerta al él follarla brutalmente, cegado por la loca pasión que ella le produce. Gemidos escondidos en su garganta le asfixian, aunque el roce de su polla dentro le recuerda lo delicioso de la situación, el en cambio suspira codiciosamente en busca de su mutuo placer.

Se escuchan a lo lejos risas y murmullos, tienen compañía aunque eso a ellos les trae sin cuidado. Continúan en su salvaje entrega de goce cuerpo a cuerpo, aunque el calor del minúsculo baño no da tregua y les sofoca de golpe, ellos no se detienen, desean apurar cada minuto que tengan juntos y saben que son preciados. Finalmente un golpe a la puerta les despierta de su ensueño extremando los últimos segundos de sexo vivido, antes que algún cliente se queje

- ¡vamos, vamos, que otras también necesitamos entrar! – grita una voz claramente embriagada por la noche

Nadie contesta al otro lado de la puerta, Isabella disfruta como una desquiciada, a punto de culminar en la polla de Juan, este por supuesto se embarca en una carrera contra su propio placer para entregárselo integro a su bailarina predilecta

- mmmmmm – susurra suavemente mientras se deja ir encima del cuerpo de él, soltando sus manos de la puerta, abrazándole por el cuello mientras se corre perdidamente en su polla. Juan al sentir como su coño le apresa se corre inmediatamente estallando como una bomba nuclear. Sellan su encuentro con un beso fugaz y deciden salir no sin dejar sorprendida a los pocos curiosos que se agolpaban en la entrada.

Intentan refrescarse antes de volver a la mesa. Al subir Isabella decide ir a fumar antes así que se dirige a la salida, él se fija en mí antes de acompañarla, yo me divierto sin parar así que toma camino nuevamente detrás de ella. Enciende el cigarrillo y le da una calada profunda, el simplemente la acompaña

- ¿fumas? – dice al ofrecerle un cigarrillo

- no, gracias – responde mientras se fija en su forma de fumar, disfruta con cada calada que da, saborea los labios como si de un dulce se tratase, juega con el humo que su boca desprende y coquetea descaradamente con algún que otro chico que se encuentra en la entrada – eres bastante atrevida y coqueta, me gusta eso en una chica –

Le mira y da de nuevo una calada, sigue siendo la misma bailarina que trabaja para él, pero esta noche es una mujer mucho más madura y depredadora

- me doy el gusto de conquistar a quien yo quiera, soy soltera y disfruto de ello – le sonríe mientras le hace un guiño ante su comentario – ¿y cuál es tu excusa para ser tan atrevido y coqueto?, tienes novia –

Él sonríe descaradamente, le divierte la situación, le encanta sentir esa libertad aun sabiendo que en la noche siempre volverá a casa conmigo. Este es el juego que tanto deseábamos, las aventuras que juntos planeamos sin limitarnos, es por eso que disfrutamos juntos del sexo, porque somos capaces de entregar nuestro cuerpo aunque nos hayamos entregado el uno al otro los corazones

- esa es mi excusa, tengo novia – se burla de ella

- ¿ya está? –

- conoces a Andrea, sabes exactamente a que me refiero… ¿verdad? – continua con su burla picara.

Ríen al unísono ante la breve conversación, termina su cigarrillo y deciden entrar de nuevo. Toman asiento mientras yo me muevo en la pista, las copas ya han entrado fuerte en mí y me divierto animadamente. Finalmente todo me da vueltas así que decido volver a la mesa, encontrándoles animados con la conversación

- ¡cariño, ¿nos vamos?! – pregunto y tomo el ultimo sorbo de mi copa

- ¡vale, ¿te vienes con nosotros?! – indicándole a Isabella que era hora de irnos. Ella responde que sí, le vendría bien que le acercásemos a casa.

Debemos caminar un poco hasta llegar al parking así que la conversación a tres bandas se hace muy amena. Aun no quiero preguntar qué ha pasado entre ellos ya que fueron varios minutos perdidos en el bar, pero por supuesto  imagino el porqué. Ella nos hace participes de sus proyectos a corto plazo, tiene claro que el baile es su vida y luchara por conseguirlo, también se siente agradecida de tener el trabajo en la discoteca, la flexibilidad que le ha entregado Juan para compaginar las dos cosas es increíble y está sumamente agradecida.

Ya en el coche se hace un silencio claramente normal por las horas así que pongo un poco de música para no caer dormidos en el camino. Luego de un largo recorrido de carretera llegamos al piso de Isabella, bajo del coche para permitirle a ella la salida, antes de bajar aprovecha para despedirse de Juan

- gracias por la noche, nos vemos ya en el trabajo – y con suma delicadeza le planta un beso en la comisura de los labios. Sonríe e inmediatamente se baja del coche – a ti también Andrea, gracias por la noche…por todo –  se fija en él, le guiña un ojo y sigue su camino hacia su portal. Se da media vuelta y me lanza un beso a lo lejos, con su mejor sonrisa. Me subo de nuevo al coche riendo de lo divertida y preciosa que es. Tomamos de nuevo camino con un gran sabor de boca.

Cuestión De Lujuria III : IsabellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora