Capítulo 3

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El olor a café recién hecho le despierta de su profundo sueño, mira a su alrededor y se percata de la soledad de la habitación

- ¿¡Andrea!? – escucho desde la cocina como Juan me llama, así que apuro a servir un poco de café para mí y un poco de leche fría para el

- buenos días cariño, ¿Qué tal has dormido? – pregunto mientras le entrego la leche fresca, la cual él bebe anisadamente

- ummm…deliciosa – dice refiriéndose a la leche mientras deja el vaso en su mesa de noche - ¿Qué hora es? –

- no es muy tarde la verdad, apenas son las 10. Pensé que dormirías más, llegaste hace cuatro horas, que por cierto, ¿porque llegaste tan tarde? – le pregunto bastante extrañada la verdad, ya que suele llegar a casa antes de amanecer, siempre deja el cierre al encargado de la discoteca

- pues cariño te vas a sorprender cuando te lo diga… – y sin más comienza a relatarme su noche de juegos con esa preciosa pelirroja que atrae tanto mi atención

- ¡menudo golfo estas hecho! – rio ante su increíble historia – bueno y dime, ¿Qué se siente estar con otra chica y que no esté yo presente? – pregunto aun incrédula ante el hecho de que se haya atrevido a dar el paso

- nena, ni lo pensé, solo el momento y ella me hicieron olvidar cualquier regla que no me permitiera hacerlo. Disfrute, no te voy a mentir, pero lo que más me gusta es contártelo, el morbo en tu cara al saberlo me excita de sobre manera – recalca mientras señala con su mano su polla debajo de su bóxer, dura y deseosa de volver a ser chupada.

Me encanta cuando se encuentra así, tan excitado, tan pervertido y lleno de vicio, eso hace que me excite a tal punto, que quiera sentirlo dentro de mí, sin importar dónde ni cuándo. Definitivamente me considero toda suya, mi sexo se moja con tan solo una palabra de su boca, mi cuerpo pide ser acariciado por sus manos y mi boca ruega por ser llenada con su miembro erecto, así que sin mediar más palabras, me entrego a su deseo y empiezo a saborearle con total entrega. No hay tiempo para caricias, no hay tiempo para sutilezas, simplemente sexo duro, sin dudarlo, sin limitaciones.

Emprendo mi camino hacia la ambición de poseerle, deleitándole con mi lengua llena de veneno apasionado que lo llevara al punto álgido de la absoluta excitación. Es así como goza, con mi boca cubriéndole totalmente, con mi saliva envolviéndole mientras mi lengua masajea su falo de tal forma que las convulsiones se notan dentro de mi garganta.

Aunque sus suspiros le ganan la carrera en intentar respirar, toma el control de su voz y comienza a relatarme paso a paso como la encantadora bailarina le complació con su excitante boca

- era tal cual me la imaginaba, sabe utilizar la lengua tan bien como tú lo haces ahora. Jugaba con la punta de polla haciendo que se mojara más aun gracias a su saliva. Qué manera de ponerla dura dentro de su boca, sentía como la ahogaba, así como te ahogo a ti –

Acto seguido engullo su polla hasta los huevos, ahogándome con ella efectivamente. Intento tragar aun sintiéndola en las paredes de mi garganta. Respiro gradualmente, me centro en disfrutar de su virilidad dentro de mis papilas gustativas, no hay nada que me envicie más que su polla y así lo demuestro cada vez que la tengo dentro de mí

- me imagino como puede ser el sabor de su coño, deseo saborearlo con todas mis ganas – continua hablando mientras toma mi cabeza en sus manos y me penetra aún más la garganta – el solo hecho de haberlo tocado a través de la tela de su pantalón me hizo desearlo aún más. Quiero follarlo, quiero sentirlo – dice de manera desesperada, cegado tanto por la lujuria

Cuestión De Lujuria III : IsabellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora