Capítulo 7

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La feria está siendo un éxito total, llevamos ya tres días de fiesta sin parar. Carlos y Ana disfrutan de su primera vez en la ciudad y del buen tiempo  para conocerlo todo. Nosotros les hacemos de guía aprovechando que tengo unos días libres antes de irme de viaje, les llevamos a todas las fiestas posibles y obviamente terminamos con broche de oro en las discotecas de Juan.

Es martes en la mañana, me encuentro sola en casa ya que Juan está en la discoteca llevando todo el tema del chill out. En la tarde hemos quedado con nuestra pareja amiga para comer, estoy deseosa por verles de nuevo fuera del bullicio y la noche porque aunque nos hemos divertido mucho, mi cuerpo me pide descanso sobre todo porque el jueves tengo que volar hacia las oficinas de la revista en Madrid. Me levanto, me ducho y me visto muy cómoda para nuestra cita, hemos reservado mesa en el restaurante de una buena amiga mía ya que la comida es deliciosa. Decido llamar a Carlos para recogerles en el hotel antes de encontrarnos con Juan en el restaurante

- hola guapa, nosotros ya estamos listos –

- ok, voy hacia allá –

El día esta delicioso, aunque es lunes se nota la fiesta en la ciudad. Hace bastante calor pero el aire del mar refresca de vez en cuando, invitando a dar un paseo o porque no, disfrutar de un buen día de playa. Tomo camino hacia el hotel con la música adecuada de compañía, me pongo mis gafas de sol y disfruto del viaje. Aparco en la entrada pero antes de poder bajarme veo como se acercan Carlos y Ana, les saludo e inmediatamente se suben al coche. Nos reímos todo el camino entre chistes y recuerdos jocosos de nuestras ultimas aventuras en Málaga, aunque aún no hemos tenido ningún encuentro sexual se puede palpar claramente que aún tenemos esa energía que tanto nos atrajo en Grecia haciéndonos terminar como una jauría de lobos hambrientos devorándonos los unos a los otros. Llegamos al restaurante, nos conducen a nuestra mesa y mientras esperamos a Juan ordenamos vino, para amenizar la tarde

- bueno chicas, ¿esta noche a dónde vamos? – dice alegremente Carlos, que ha dejado claro que quiere disfrutar de sus días en Málaga con mucha fiesta y mucha diversión

- Juan tiene unos cuantos sitios que quiere que conozcan, así que esta noche más fiesta – sonrió animadamente, mordiéndome ese labio que tantas veces Carlos admiro, mientras coqueteo descaradamente con él

- genial, porque no queremos irnos sin quemar todos los cartuchos – dice Ana mirándome fijamente, con esos ojos llenos de libido, sé que viene buscando guerra y seguramente se la daré

Por fin llega al restaurante, después de los saludos, besos rutinarios y una copa de vino más, decidimos pedir la comida. Al terminar el postre, después de recuerdos calientes y sonrisas picaras que iban y venían, decidimos irnos a dar una vuelta por la feria, tomar cañas y simplemente disfrutar de la tarde. Dejamos el coche en el parking y vamos caminando hacia El Real, el recinto ferial donde se encuentran casetas con todo tipo de música y fiesta todo el día, al final decidimos que porque esperar a la noche cuando tenemos fiesta a borbotones a cualquier hora.

Las horas pasan al igual que las copas y la música, no nos limitamos en cuanto al alcohol se refiere. Bebemos una tras otra mientras recorremos todas las casetas que podamos, bailando y cantando a todo pulmón con la música que cada una tiene. Ana y yo bailamos muy juntas, llamando la atención de la gente a nuestro alrededor, cada vez que tenemos posibilidad nos rozamos de una manera muy sexual y sensual, dejando a cada hombre que pasa por nuestro lado con ganas de ver más. Ella baila para mí moviendo sus caderas sin parar, acercando su boca hacia mí con ganas de ser besada. Coquetea ferozmente conmigo, demostrando que sigue siendo mi amiga de aventuras y que quiere recordarlas. Sigo su coqueteo convirtiéndolo en mío acercándome a ella sigilosamente mientras que ella sonríe de una manera preciosa, respondiendo a mi acercamiento. Finalmente la tengo a centímetros de distancia, la tomo por la cintura y la aprieto contra mi pecho, el roce de las dos hacen que mis pezones se tornen duros y mi coño se moje impulsivamente. Ana, sin ser menos, se excita y así me lo hace saber rozando mi pierna con su coño desnudo debajo de su falda. Me gusta que sea tan atrevida, que haya aprendido a jugar en el sexo tomando el control, siendo ella ahora la cazadora

Cuestión De Lujuria III : IsabellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora