Capítulo 14

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Continúo entregándome al placer de saborear su piel, pero ahora mi paladar desea saborear el verdadero manjar que su cuerpo tiene para ofrecer. Lentamente me incorporo y le beso, entre tanto dirijo mi mano apuradamente a su sexo,  sintiendo como brota el calor de su pasión ante mis caricias. Esta húmeda, deseosa que tome de ella cada sorbo de morbo contenido, cada flujo del deseo que le inspiro. Gime delicadamente al sentir mis dedos dócilmente tocando su clítoris, que ya empieza a reaccionar pidiendo mas

- no te detengas Andrea – me dice claramente al oído. Al escuchar su voz sumida en deseo, mi sexo responde y mi cuerpo siente una electricidad que le recorre, en respuesta al morbo que ella causa en mi.

Mi mano se vuelve presa de su sexo, el cual empapa mis dedos por completo cada vez que siente mis caricias. Isabella nada en excitación como cual sirena inmersa en el ancho mar, sintiendo como las olas de la lujuria la bañan por completo, conduciéndola sin miedo a un estallido de placer. Ya no hay vuelta atrás, somos amantes de nuestra piel, cazadoras de nuestros gemidos, presas de nuestros orgasmos.

Yacemos ya en el suelo, entre una guerra de despojos de nuestras ultimas prendas de ropa que cubren nuestros cuerpos que brillan levemente por el sudor que causamos al devorarnos vivas. Sus pechos me nubla nuevamente y me convierto en un niña deseando amantar de ellos, lo cual excita a Isabella que sin pensarlo, los acerca a mi boca y con una expresión de fogosidad por mi famélico momento, me pide que los devore por completo. Los lamo y muerdo sin detenerme a pensar si causo en ella algún dolor

- ummm – espeta mi divina marea roja, siendo ese el sonido mas placentero para mis oídos, el cual me da el beneplácito para prolongar su inmenso e incontrolable placer.

Su rostro es la autentica clave del placer. Su mirada perdida me demuestra que la tengo a mi merced, que solo yo le estoy entregando aquello que su cuerpo tanto ha pedido. Me pongo de rodillas ante ella, con sus piernas ya abiertas y su coño empapado, esperando ser comido por mi boca. Antes de abalanzarme a el, miro directamente a Juan con cara de puta que tanto a él le pone. Su rostro se encuentra totalmente desencajado, por todo el sexo sucio que esta presenciando. Sonrió de manera picara, zorreandole, haciéndole ver que su sumisa esta a punto de follarse a su intensa fantasía.

- fóllala – me dice desde la lejanía. Sus labios claramente gritan sexo, quiere que aquí y ahora le demuestre todo aquello que tantas veces al oído, mientras él me follaba, le prometía.

Cuestión De Lujuria III : IsabellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora