"Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no e...
"When the beating of your heart, echoes the beating of the drums...There is a life about to start when tomorrow comes!" —Les Misarables.
Las calles de Paris eran muy transitadas y era increíble lo rápido que llegamos al distrito ocho. Al tener muy poco tiempo en la ciudad francesa, decidimos ir primero al Palacio Elíseo que es en donde se encuentra la sede de la Presidencia de la República. Pasamos por un pequeño mercado de granjeros de la región y me sorprendí al ver el precio de la fruta, el cuatriple o más de lo que cuesta en México. En verdad que somos afortunados.
Desayunamos en un pequeño restaurante cerca y de ahí emprendimos la caminata al Palacio Elíseo.
—Sé que acabamos de desayunar, pero ¿saben que se me antojo?
—No, ¿qué?—Kari poniéndose sus lentes de sol.
—Una memela—mordí mis labios.
De tan sólo pensar a la señora haciendo la memela y después cociéndose en el comal, poniéndole la salsa de tu preferencia, el queso con tanto amor derritiéndose y para terminar (claro si te gusta) cebollita picada. Ya me la estoy saboreando.
—Cállate. Que no hemos parado de comer gastronomía europea y ya quiero aunque sea un taco de salsa. ¡Pero aquí no hay salsa! —dijo mi mamá.
—Totalmente de acuerdo, o unos tacos árabes. Yumi, yumi.
—¡Shhh! Hay que disfrutar de este día en Paris y créanme, al llegar a México subiremos de peso—reí.
Mamá y Darika rieron. Al llegar al Palacio no había mucha gente fuera tomándose fotos, la oportunidad perfecta para el lente de mi cámara. Desafortunadamente no se puede entrar, pero a pesar de eso, la arquitectura era impresionante.
Estuvimos como quince minutos tomando fotos y leyendo las diferentes señales que explicaban sobre la historia del edificio. Muy interesante.
Esperamos al autobús por diez minutos y nos bajamos una calle antes del Arco del Triunfo. El tráfico en esa gran avenida era inmenso y era casi imposible pasar. Teníamos al Arco del triunfo muy de cerca.
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—Es muy grande—susurré.
—Definitivamente, pero hay que intentar pasar.
—Creo que porque es lunes es que hay tanto tráfico, hay que esperar a que el semáforo pase a rojo.
El semáforo en rojo no duraba casi nada, tuvimos que pasar casi corriendo para que los parisinos no nos mataran (soné muy sarcástica, no fue tan grave)
El monumento era impresionante, y había un montón de gente alrededor de él. Se podía ver claramente los grupos con guías, eran más de 5 y cada grupo con más de veinte personas.
—Buenas tardes, señoritas, mi nombre es Leonor y seré su guía de hoy—hablé con acento francés el español.
—Oho, muy bien... Leonor...Hablamos sobre el Arco del Triunfo—Karina masticando goma de mascar.
