"Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no e...
Respiré hondo y traté de controlarme. Las calles de Los Angeles estaban atascadas de tanto tráfico y yo me estaba poniendo muy nerviosa porque iba cinco minutos tarde a una reunión. Mi celular empezó a sonar, era mi madre, justo a tiempo. Conecté mi celular vía bluetooth al coche.
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—Hola, mamá—sonreí.
El reloj cambió a las diez para las diez de la mañana. Empezó a sonar las mañanitas junto con las hermosas cuerdas vocales de mis papás y mi hermana. Por poco me salen las lágrimas, pero recordé que mis pestañas estaban pintadas y tenía una reunión (rayos).
—Aww, muchas gracias.
—Feliz cumpleaños, cariño. ¡Ya tienes veintiún años! —habló mi papá.
La voz de papá era especial, o al menos yo la consideraba así. Su trabajo es ser profesor de educación física y su voz es excelente para ello. Recuerdo que la primera vez que lo oí hablar muy fuerte fue en una ceremonia de inauguración de un curso escolar. Yo me había cambiado a la escuela en donde él trabajaba y controló a más de cien estudiantes de Primaria a Bachillerato diciéndoles "¡Silencio! ¡Firmes, ya!". Me quedé sorprendida al escuchar hasta qué punto la voz de mi papá había llegado.
—Gracias, pa. Son un amor.
—¡Ya estas vieja hermana!
—Muchas gracias por recordármelo, hermanita chula—sarcástica.
—De nada, para eso estoy—rió.
—¡Ya, no peleen! Hija, feliz cumpleaños. ¿Cómo estás?
—Gracias, mamá. Pues estoy rumbo a la reunión que te había dicho y estoy un poco estresada porque hay un tráfico horrible—dije cambiándole de velocidad al coche, la voz del gps indicó "de vuelta a la derecha a unos doscientos metros".
—Maneja con cuidado, corazón. Y sabes cómo son los policías de allá.
—Si ma. Y, ¿ya confirmaron los boletos de avión?
—Claro. Salimos del aeropuerto el primero de agosto.
—Yo creo que voy a tomar el avión desde aquí, y los alcanzo en Chiapas.
—¿Segura? ¿Y Kari y su familia a dónde van a ir de vacaciones?
—Me había comentado que querían ir a Cancún y Playa del Carmen. Recorrer toda esa parte.
Un alto de nuevo, suspiré tratando de calmarme. Tomé mi termo y le dí un sorbo a mi chocolate caliente.
