Capítulo 4.

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Darrel

Aún recordaba el día en que todo había pasado, aún mis memorias estaban frescas porque la Corporación así lo quiso, quería que yo recordara para que no se me olvidara por qué había llegado ahí. Tenía frescos aquellos momentos como si solo hubieran pasado unas horas o algunos segundos. Aún podía escuchar los gritos de mi madre, los golpes que ejercieron sobre ella para callarla, aún sentía el horror crepitar por mi cuerpo y acentuarse en mi estómago provocando mis ganas de querer vomitar.

Era un día normal como todos los anteriores, y teniendo la edad de quince años para mí era un poco aburrido estar en casa y no poder salir, ya que ese día me había enfermado y mi madre sugirió que lo mejor era no ir a clases porque me podía poner mal.

Cuando las manecillas del reloj marcaron las once de la mañana decidí salir de mi habitación para bajar a almorzar. Mamá dijo que me iba a preparar algo rico en lo que papá se iba y así podíamos almorzar juntos.

Salí de mi habitación y crucé el pasillo para poder bajar las escaleras, pero justo en ese maldito momento la puerta principal se abrió. El golpe que recibió la madera fue tal que me asusté de inmediato y corrí hacia las escaleras, pero me detuve, hombres vestidos de negro y con el rostro cubierto entraron a la casa, disparando hacia el techo, provocando que una de las lámparas cayera al suelo, estrellándose por completo.

—¡Darrel! —el grito de mi madre provino de la cocina, al mismo tiempo que mi padre salía de la habitación a mi lado izquierdo.

—Ve a nuestra habitación —papá puso sus manos en mis hombros y me empujó hacia su habitación —. Cierra y no salgas.

—Pero...—quise refutar pero la mirada cruda de papá me hizo callar. Asentí y corrí hacia la habitación. Empujé la puerta y caminé hacia el closet, jalando la puerta y cerrándola detrás de mí, acto seguido me arrodille y jale otra pequeña puerta que estaba bien escondida entre las ropas que colgaban en mi cabeza.

No pude escuchar nada en los siguientes minutos y me preocupe en demasía por mis padres. Sabía que estaban teniendo problemas con unas personas que querían lavar dinero en su empresa, pero él siempre se negó a hacerlo y fue aquello lo que lo llevó a la muerte.

Minutos después el ruido de pasos y los gritos de mi madre me hicieron asomarme. Lo que ví me dejó sin palabras, solo me pude cubrir la boca y llorar, fue lo único que podía hacer. Detrás del espejo del baño estaba yo, mirando como aquellos sujetos golpeaban a mi padre y tocaban a mi mamá. Cómo ella lloraba mirando en mi dirección y como suplicaba con la mirada.

—Esto es lo que vamos a hacer —murmuró uno de ellos, quitándose el pasamontañas que cubría su rostro. Se puso de espaldas a mí, con mi madre de rodillas frente a él —. Yo voy a pasar un rico momento con tu mujer —volteó a ver a papá que estaba de rodillas frente a la cama —, y tú solo vas a poder ver como la follo y la penetro, sin que puedas hacer nada.

Papá se retorció, quiso ponerse de pie, veía la frustración en su mirada, en sus gestos, cómo quería hablar pero el pedazo de tela en su boca se lo impedía.

El sujeto se bajó el pantalón e hizo con mi madre lo que él quiso. Aquella escena me dejó en shock, solo pude esconderme y llorar, no quería ver eso, no quería ver como mi madre era violada y como papá era torturado y obligado a ver todo, solo porque no quiso ceder a los caprichos de un maldito psicópata. Escuché los gritos de mi madre, las súplicas que ya le dejaran en paz, cómo se desgarraba cada que uno de esos imbéciles ponían sus manos en ella.

Después todo se consumía en un silencio que me provocaba miedo, porque no sabía si habían matado a mis padres o qué estaba pasando en aquella habitación, justo frente a mí. Al ponerme de pie y asomarme lo primero que vi fue a uno de ellos: cabello rubio cenizo, ojos verdes muy claros, orejas de tamaño normal, pero en una de ellas traía una expansión, además de una cicatriz en su mejilla izquierda, que iba desde el inicio de su labio hasta el inicio de su cabello.

Corromper a un ángel (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora